Capitulo 6

3.8K 213 4
                                    

—Entonces, ¿Cuál es el objetivo de este ejercicio? —preguntó Calle mientras se dirigían en coche a la zona residencial.

—Es algo a lo que los profesionales del mundo de la investigación llamamos detectar. —María José sacó el expediente del bolsillo de la puerta del conductor y se lo pasó—. Alguien quería matar a Matthew Starr. Algunos de los que ves ahí lo amenazaron formalmente. A otros simplemente les molestaba. 

—¿Y esto consiste en ir eliminando?.

—Esto consiste en hacer preguntas y ver adónde nos llevan las respuestas. A veces eliminas a un sospechoso, a veces consigues información que no tenías y que te lleva a otro sitio. ¿Es aquélla otro miembro del club de fans de Daniela Calle?— Calle se río. 

—¿Bree? Por favor, no.—Condujeron una manzana más en silencio. 

—Pues parecía una gran fan. 

—Bree Flax es una gran fan, tienes razón. De Bree Flax. Trabaja como autónoma para revistas de moda, siempre merodeando en busca de la auténtica noticia delictiva que pueda convertir en un libro instantáneo. Ya sabes, arrancado directamente de los titulares. Toda aquella opereta era para intentar sonsacarme información confidencial sobre Matthew Starr. —Calle sonrió.—Por cierto, se deletrea F-l-a-x, por si quieres expedir un cheque. 

—¿Y qué se supone que significa eso?— Calle no contestó. Se limitó a dedicarle una sonrisa que hizo que se ruborizara. Ella se volvió y fingió atender a los coches que se aproximaban a la intersección por su ventanilla lateral, preocupada por lo que Daniela habría leído en su cara. Arriba, en el último piso del edificio Marlowe, la ola de calor no existía. En el envolvente frescor de su despacho de dirección, Omar Lamb escuchaba la grabación de su llamada telefónica amenazando a Matthew Starr. Estaba tranquilo, las palmas de sus manos descansaban planas y relajadas sobre su cartapacio de piel mientras el diminuto altavoz de la grabadora digital vibraba con una versión enfurecida de él mismo escupiendo improperios y descripciones gráficas de lo que le iba a hacer a Starr, incluyendo los lugares de su cuerpo en los que introduciría una serie de utensilios, herramientas y armas de fuego. Cuando terminó, lo apagó sin mediar palabra. María José estudió al promotor inmobiliario, su cuerpo de gimnasio, las mejillas hundidas y sus ojos de «para mí estas muerto» . Una oleada de aire refrigerado salió susurrante de los ventiladores invisibles para llenar el silencio. Por primera vez en cuatro días sentía frío. Aquello se parecía mucho a una morgue. 

—¿De verdad me grabó diciendo eso?.

—El abogado del señor Starr lo adjuntó cuando interpuso la denuncia por amenazas. 

—Venga ya, detective, las personas dicen constantemente que van a matar a otras personas. 

—Y a veces lo hacen. 

Calle observaba sentada desde el alféizar de la ventana, donde dividía su atención entre Omar Lamb y el solitario patinador que desafiaba al calor en la pista de patinaje Trump de Central Park, treinta y cinco pisos más abajo. Por ahora, pensó Poché, gracias a Dios, parecía que iba a seguir sus instrucciones de no inmiscuirse. 

—Matthew Starr era un titán de esta industria y lo echaremos de menos. Yo lo respetaba y lamento profundamente la llamada telefónica que hice. Su muerte ha sido una pérdida para todos nosotros. 

Poché supo nada más verlo que aquel tipo iba a ser duro de pelar. Ni miró su placa cuando entró, ni pidió la presencia de su abogado. Decía que no tenía nada que ocultar, y si lo tenía, ella tenía la sensación de que era demasiado listo como para decir alguna estupidez. No era del tipo de hombres que se tragaban la vieja historia del zoo del calabozo. Así que decidió seguirle la corriente y esperar su oportunidad. 

Ola De Calor (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora