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(Chapter one— Hard day's night. )
( temporada uno — episodio uno )
UNA ALARMA ENSORDESEDORA SONÓ A TRAVÉS DE LA HABITACIÓN DEL HOTEL, sorprendiendo a Cassie mientras alcanzaba a ciegas su mesa de noche para apagarla. Finalmente, su brazo agitado encontró al culpable, y una vez más se vio envuelta en un silencio pacífico.
Obligándose a levantarse de la cama, la joven de veintidós años se dirigió a su inusual pequeño baño en la suite y se metió en la ducha. Después de secarse el cuerpo, ponerse corrector sobre sus ojeras moradas y empacar una barra de granola en su bolso, estaba lista para salir por la puerta en veinte minutos.
El hotel estaba a solo diez minutos en auto de su destino, lo que le daba mucho tiempo para asustarse internamente en el estacionamiento antes de tener que entrar. Con la esperanza en su pecho, el gran edificio finalmente apareció a la vista mientras seguía a la cartel que decía Seattle Grace Hospital, North Entrance.
Otros veinte minutos más tarde y Cassie estaba adentro con los otros internos, llegando en el momento perfecto; ni demasiado temprano ni demasiado tarde. No hay nada que odie más que las personas que están demasiado ansiosas por causar una buena impresión.
Mientras el Jefe de Cirugía, el Dr. Webber, hablaba sin rodeos sobre las reglas y regulaciones, la atención de Cassie fue captada cuando una rubia desgreñada se acercó astutamente al grupo.
En su opinión, parecía que la chica acababa de ser criticada, pero Cassie nunca fue de las que juzgar.
—¿Noche difícil?—susurró, sonriendo cuando la chica respondió.
—No tienes idea.
Los internos fueron llevados a una sala de operaciones vacía cuando el Dr. Webber comenzó su discurso.
—Cada uno de ustedes viene aquí con esperanzas. Queriendo participar en el juego. Hace un mes, aprendían a ser médicos en la facultad de medicina. Hoy, ustedes son los médicos—, dijo el Dr. Webber. —sus siete años como médicos internos quirúrgicos serán los mejores y los peores de su vida. Los presionaran hasta el límite. Miren a su alrededor. Saluden a sus rivales.
Todos se miraron unos a otros con miradas depredadoras, a excepción de Cassie, que decidió sonreír suavemente a todas las personas con las que hizo contacto visual.
—Ocho de ustedes optaran por una especialidad más fácil. Cinco no aguantaran la presión. Dos de ustedes serán despedidos—. Dijo el Dr. Webber, bastante dramáticamente. —Esta es su línea de salida. Este es su campo. ¿Qué tan bien juegas? Eso depende de ti.
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MIENTRAS LOS INTERNOS se cambiaban en el vestuario, había un médico mayor gritando nombres y señalando a la gente hacia su residente. Cassie se quitó la camisa sin cuidado, revelando un brasier de encaje negro debajo.
