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(Chapter sixty eight — perfect little accident)
(Temporada seis — episodio dieciséis)
CASSIE ESTABA UN OCHENTA POR CIENTO SEGURA DE QUE ESTABA MUERTA. Prácticamente podía escuchar las sirenas de las ambulancias que venían a llevarse su cuerpo, tendido sin fuerzas en la cama mientras se imaginaba a Mark en la funeraria eligiendo un ataúd para su cuerpo durante su funeral. Y como alguien que en realidad había estado muerta antes, sentía que esta muerte era de alguna manera un millón de veces peor que las otras; principalmente por el hecho de que todavía respiraba.
Las resacas nunca habían sido un gran problema para Cassie, considerando el hecho de que rara vez (o nunca) las tenía. Y si las tuvo, fueron menores, solo unas náuseas leves con dolor de cabeza que se podía curar tomando un par de ibuprofeno. Pero no, esta resaca no era como las que estaba acostumbrada; esta resaca era de ira, y era violenta. La tenía al borde de las lágrimas solo unos segundos después de despertarse, y ni siquiera había intentado abrir los ojos todavía. Esta resaca se sentía como la muerte.
(Está bien, entonces tal vez ella estaba siendo un poco dramática).
Con un prolongado gemido de dolor, Cassie abrió con cuidado un ojo y el otro permaneció cerrado mientras se lo aplastaba entre la cabeza y la almohada. Pacientemente, esperó que la vergüenza de la borrachera de la noche anterior volviera a inundarla en oleadas de conmoción, tal como solía ocurrir después de cada vez que bebía su corazón. Pero, por extraño que parezca, nunca lo hizo, dejándola incapaz de recordar las malas decisiones que había tomado inducidas por el tequila.
Una brisa del aire acondicionado la hizo temblar, y fue entonces cuando se dio cuenta de que sus cobijas no estaban por ningún lado. Alcanzando ciegamente detrás de sí misma, los agarró, intentando tirar de ellos sobre su hombro, solo que las sábanas no se movieron ni una pulgada. El fenómeno le recordó inquietantemente sus muchas mañanas pacíficas varios meses antes, cuando a menudo pasaba la noche en el apartamento de Mark, y se despertaba con él envuelta en las sábanas mientras ella estaba desnuda, siendo su única fuente de calor. el cuerpo a su lado. En realidad, ahora que lo pensaba, el momento actual se sentía exactamente así—
Los ojos de Cassie se abrieron de par en par y, con un grito ahogado, se preparó para la sorprendente revelación de que, joder, se acostó con su ex, ¿no?
Deseaba poder sorprenderse, pero en realidad, era solo cuestión de tiempo antes de que Cassie bloqueara el número de su terapeuta y saltara sobre los huesos de Mark en la primera oportunidad que tuviera. Sin embargo, estaba un poco sorprendida de que él permitiera que sucediera, pero, de nuevo, él podría haber estado tan borracho como ella (ella no lo sabría; en realidad, no podía recordar nada).
Cuando se dio la vuelta, Cassie esperaba que su mirada se posara en los músculos cincelados, el cabello castaño claro salpicado de canas y el rostro del hombre al que amaba más que a la vida misma. Esperaba que él ya estuviera despierto, mirándola, con una mezcla de tristeza y alivio en sus ojos, sabiendo que eso no cambiaría nada entre ellos. Al menos no todavía.
