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(Chapter fifty three — in the midnight hour)
(Temporada cinco — episodios ocho y nueve)
ESPERANDO ansiosamente que Mark entrara en el camino del porche de Meredith, Cassie besó a su novio en la mejilla mientras abría la puerta del coche. Cristina saltó del asiento trasero mientras la pareja del frente se despedía.
—Te veré en el hospital—Cassie sonrió, saludando a Mark mientras cerraba la puerta. —¡Te amo!
Él le devolvió la expresión, bajando la ventana para gritar: —¡Te amo más!
Dándose la vuelta y caminando hacia atrás, Cassie ahuecó sus manos alrededor de su boca mientras gritaba. —¡Imposible!
Cristina puso los ojos en blanco, abrió la puerta de la casa de Meredith con su llave y entró. —Ustedes dos son repugnantes.
—Y estás amargada—comentó la morena en broma, siguiéndola por las escaleras y hacia el dormitorio principal.
Cristina golpeó la puerta, esperando solo medio segundo antes de abrirla para revelar a Derek y Meredith profundamente dormidos.
—¿Estás levantado?
—No—gruñó Derek contra el hombro de su novia, gimiendo de descontento mientras se volvía de espaldas. Cassie y Cristina se dirigieron a la cama, a pesar de sus protestas.
—Sí—no estuvo de acuerdo Meredith, sentándose con la espalda recta.
Cristina se apretó entre Meredith y la mesita de noche, mientras Cassie se dejó caer sin ceremonias entre la rubia y Derek. Ella le dio un codazo a su hermano, entregándole un café caliente para disculparse por despertarlo.
—La bruja malvada está muerta—dijo Cristina dramáticamente, lo que provocó que Meredith arqueara una ceja.
—¿Metafóricamente muerta, o muerta muerta?
Derek frunció el ceño. —¿De quién estamos hablando?
—Hahn.
—Su nombre está fuera del tablero quirúrgico, y todas sus cirugías han sido canceladas—chismorreaba Cristina con los ojos muy abiertos.
Cassie tomó un gran sorbo de su café con leche. —No sabemos cómo ni por qué, pero sabemos que Hahn se ha ido.
—Eso es una lástima, ella era realmente talentosa—Los tres se volvieron para mirar a Derek con incredulidad, lo que lo llevó a asentir lentamente en comprensión. —No me estás hablando.
—No—Cassie sonrió, empujándolo para que se viera obligado a levantarse de la cama y dejarlos solos.
Derek salió de la habitación a trompicones, yendo a responder a un golpe en la puerta que los demás no habían escuchado.
