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( chapter three — winning the battle, losing the war. )
( temporada uno — episodio tres )
—¡LA HABITACIÓN DE GEORGE ES MÁS GRANDE QUE LA MÍA!— Izzie gritó, despertando a Cassie de su habitación de al lado. Después de mucha deliberación, la morena accedió a mudarse con Meredith. Sin embargo, a lo que no aceptó fue a vivir con dos compañeros internos que discutían más de lo que respiraban. —¡Tengo más ropa, así que debería tener la habitación más grande!
—¡Yo llegue primero! —George argumentó. —¡Y si vas a gritarle a alguien, grita a Cassie! ¡Tiene la habitación más grande de todos nosotros!
—Sí, tienes razón, yo también tengo más ropa que ella.
Antes de que la rubia pudiera irrumpir, Cassie abrió la puerta y miró a los dos. —No vas a conseguir mi habitación, Izzie.
—¡Pon tu ropa en otro lugar! —George continuó gritando, moviéndose para dejar pasar a Cassie al baño.
—Lo demás esta lleno de cajas de la mamá de Meredith—, se quejó, cuestionando a Meredith tan pronto como abrió la puerta. —¿Meredith? ¿Cuándo va a volver tu mamá? Podríamos mandar sus cajas a un deposito. Desempaca algunas cosas, haz este lugar mas acogedor. Tal vez algunos cojines y lámparas, algunas pinturas.
—Oh, las pinturas estarían bien—, reflexionó George.
—¡Sí! Tienes todas estas cosas increíbles simplemente empacadas. En el pasillo trasero, encontré esta caja con un centenar de cintas de tu madre realizando estos increíbles procedimientos médicos.
—¿En serio? Deberíamos verlas.
—Meredith, quieres ver...—comenzó Izzie antes de que Meredith la callara uniéndose a Cassie en el baño y cerrando la puerta en su cara, todo mientras le robaba el café.
—¿Quieres algo de privacidad? —Preguntó Cassie con la boca llena de pasta de dientes. —Puedo salir de aquí en un minuto más o menos.
Meredith suspiró con nostalgia, —Ojalá fueran más como tú.
—Por supuesto que sí—, le guiñó un ojo, robando un gran trago de la bebida con cafeína antes de devolvérsela al dueño. —Me voy en unos minutos, ¿quieres que te lleve?
—Estoy bien, me reuniré contigo allí—, se negó, permitiendo que Cassie finalmente disfrutara de un poco de silencio en su camino al trabajo.
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DESPUÉS DE ESTACIONAR EN UN LUGAR VACIO, Cassie se dirigió hacia el edificio, encontrándose con Derek y Bailey en el cruce de peatones. —Hola, —dijo Derek, sonriendo ante la mirada irritada que adornaba sus rasgos. —¿Mañana difícil?
