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(Chapter thirty four — some kind of miracle)
(Temporada tres — episodio diecisiete)
TW: menciones de desorden alimenticio; al final se explicara lo que esta pasando para aquellos que se confundan.
CUANDO CASSIE ABRIÓ LOS OJOS, estaba acostada en una cama de hospital. Una luz dorada brillaba a través de las persianas y se sentía tan liviana como una pluma. Lo único que realmente podía sentir eran sus emociones, que parecían estar a toda marcha, pero inexistentes al mismo tiempo.
Se levantó con cuidado de la cama y se dio cuenta de que estaba vestida con una bata de hospital. Al salir de la habitación, el hospital estaba completamente vacío. Ni siquiera se podían escuchar los sonidos de los tanques de oxígeno o los pitidos de los monitores de línea plana.
Cassie caminó lentamente por los pasillos y de alguna manera terminó frente a un ascensor. Era casi como si no tuviera el control de sus propios movimientos, pero se condujo allí.
Confundida, se volvió para mirar hacia atrás. Buscando a alguien, o algo, que pueda explicar esto.
De repente, escuchó el tintineo del ascensor y la voz familiar que se había perdido más que nada.
—Hola, burbujas. Ha pasado un tiempo.
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—¿QUÉ TENEMOS? —Bailey preguntó al paramédico mientras la ambulancia llegaba al hospital.
—Desconocida, hipotérmica, ahogándose.
—Ella no es una desconocida, —dijo Derek rápidamente, saliendo de la ambulancia y tropezando con sus propios pies. —Es Meredith Grey. Es Meredith.
Los ojos de Bailey se agrandaron. —¡Derek! Derek, Derek, ¿Cuánto tiempo ha estado deprimida?
—No lo sé, Cassie la sacó del agua —negó febrilmente con la cabeza.
—¿Cassie? ¿Está bien?
—Sí, quiero decir que estaba en el ferry, pero ella... está bien.
Bailey frunció el ceño y miró dentro de la ambulancia. —Bueno, ¿Dónde está ella?
Derek hizo una pausa y miró a su alrededor. —No-no lo sé. Ella estaba justo detrás de mí.
—Está bien, Derek...
—Está viva, está viva, —murmuró, mirando inexpresivamente a Meredith.
—¡Derek!
—Ella está viva.
—Está bien, mira. Necesito que me ayudes a meterla dentro,— dijo Bailey, tratando de mantener la calma. —¡Despeja una sala de trauma! ¡Muévete!
