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(Chapter forty Seven — freedom)
(Temporada cuatro — episodios dieciséis y diecisiete)
—¿QUIERES BAILAR?— OFRECIO CASSIE, SU CABEZA REPOSÓ CONTRA LA PIECERA DE LA CAMA. Las retorcidas trillizas estaban enfurruñadas en la habitación de Meredith, tomando una botella de tequila. Cassie no tenía idea, pero nunca rechazó el alcohol gratis.
—No—Cristina suspiró profundamente.
—¿Quieres beber tequila?—Ofreció Meredith, sosteniendo la botella.
—No.
Cassie tomó la botella de la mano de Meredith, tomando un sorbo ella misma. —¿Quieres insultarnos, burlarte de nosotras sin cesar?
—No.
Meredith puso los ojos en blanco. —Estamos tratando de animarte.
—¿Sí?—Cristina se burló. —Bueno, deténganse. Es molesto y no funciona. Estoy en lo profundo de la naturaleza aquí.
—Espera—Cassie hizo una pausa, sentándose borracha con la espalda recta. —¿Cuál es tu problema de nuevo?—Ella miró a Meredith. —¿Cuál es su problema?
—Ella está triste.
—¿Por qué?
—Porque—Meredith la despidió.
En ese momento, el gatito de Cassie, a quien ella había decidido llamar Pumpkin, se arrastró encima de Cristina y apoyó la cabeza debajo de su barbilla.
Cristina frunció el ceño, indiferente al ronroneo del pelaje. —¿Ves? Ni siquiera Pumpkin puede animarme. Estoy desesperada.
Cassie miró fijamente la cara haciendo pucheros de Cristina. En un estado de borrachera, la morena se acostó junto a ella para que estuvieran cara a cara. —¿Quieres el buscapersonas brillante?
Cristina la miró inexpresiva. —Eso no es divertido.
—Estás triste—suspiró Cassie. —En demasiado triste. ¿Sabes cómo sé que es lo correcto para darte el buscapersonas brillante? Porque estás tan triste que ni siquiera me lo estás pidiendo.
—Buscapersonas brillante, brillante—sonrió Meredith, agarrando el objeto rosa de la mesa de noche y agitándolo directamente en su cara.
Pumpkin maulló descontento por la acción, saltó de la cama y salió corriendo de la habitación. Lo más probable es que vaya a molestar a Alex.
—Con un montón de cirugías brillantes, brillantes—cantaba Cassie, sonriendo descaradamente.
—Cass sólo lo ofrecerá una vez. Yo la aceptaría si fuera tú.
Cristina, vacilante, agarró el buscapersonas mientras una sonrisa comenzaba a crecer en su rostro. Miró a Cassie con una expresión radiante. —Si yo fuera el tipo de persona que besa a la gente, te besaría ahora mismo.
