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(Chapter fifty six — stairway to heaven)
(Temporada cinco — episodio trece)
LOS INTERNOS DE CASSIE ESTABAN AFUERA DE UNA SALA DE LLAMADAS, ESPERANDO IMPACIENTEMENTE QUE SE ABRA LA PUERTA. Rue agitó la manija por millonésima vez, poniendo los ojos en blanco con molestia mientras se volvía hacia Ryan y Ollie, quienes estaban exhaustos y solo querían un lugar para dormir.
—Odio a la gente—refunfuñó, pateando la puerta una vez por si acaso. —Estoy cansada.
Ollie asintió con la cabeza, apoyando la cabeza en el hombro de su novio mientras soltaba un bostezo. —¿Por qué está cerrado?
—¿Por qué piensas, bebe?—Ryan resopló, moviendo las cejas sugestivamente. Segundos más tarde, se pudieron escuchar fuertes gemidos a través de las gruesas paredes, haciendo que los tres se encogieran. —Caso en punto...
—¡Estoy harta de esto!—Rue gimió, pateando la puerta una vez más mientras elevaba la voz a un grito. —¡Váyanse a coger a otro lado, idiotas!
De repente, los gemidos de placer se convirtieron en un grito de dolor que resonó por los pasillos, seguido por el sonido de una voz femenina en pánico. «¡OH DIOS MÍO!»
Los internos se quedaron paralizados en su lugar, sin mover un músculo mientras verificaban si alguien más escuchaba.
—Eso no suena bien—susurró Ollie. —Eso realmente no sonó bien. Como, en absoluto.
—Deberíamos...ya sabes, ¿entrar allí?—Ryan se preguntó en voz alta, encogiéndose cuando otro grito de agonía atravesó las paredes. —Parece como si alguien se estuviera muriendo—.Rue negó con la cabeza, se agachó y llamó a su residente.
—Llamaré a la Dra. Harper—les informó. —Ella sabrá qué ...—La interna fue interrumpido por el sonido de un buscapersonas zumbando desde el interior de la sala de guardia. —...hacer.
Ollie miró entre ellos con una mirada inquisitiva. —¿Huyamos y fingimos que nunca estuvimos aquí?
—Estoy dentro.
—Suena bien para mí.
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CASSIE estaba de pie en el centro de la sala de guardia, su mano cubriendo su boca mientras miraba a su novio, desnudo y retorciéndose de dolor en el colchón. —¡Oh Dios mío!
El rostro de Mark estaba arrugado por un dolor insoportable, su rostro se puso rojo mientras gritaba. —¡Ah!
—¡Oh Dios mío!—Cassie gritó por lo que pareció ser la centésima vez, mirando la herida de Mark con repulsión. —¡¿Estás bien?!
