chapter twenty-five

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(Chapter twenty five — let the angels commit)

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(Chapter twenty five — let the angels commit)

(temporada tres — episodio seis)


DESPUÉS DE TOMAR UNA SEMANA LIBRE DEL TRABAJO, CASSIE ESTABA SENTADA EN LA OFICINA DEL JEFE. Había pasado casi cada segundo de cada día durante la última semana en Joe's, demasiado ebria para funcionar. Fue así como hizo frente a la gran cantidad de dinero ensangrentado que pesaba sobre su espalda.

Y después de que Mark la convenció de depositar el cheque de 10 millones de dólares en una cuenta bancaria segura a la que solo ella puede acceder, estaba más que dispuesta a distraerse abriendo a la gente.

Al menos, lo estaba, hasta que escuchó un rumor que la hizo querer volver al bar de Joe para siempre.

—Absolutamente no,— Cassie dijo inexpresivamente, recostándose en la silla con los brazos cruzados.

Webber suspiró profundamente. —Dra. Harper, sé que tiene algunos problemas personales con la Dra. Stevens, pero ...

—¿Asuntos personales? —ella se burló. —Ella mató a Denny sin ayuda. Así que sí, supongo que se podría decir que tengo algunos problemas personales.

Richard se quitó las gafas y juntó las manos. —Simpatizo contigo, Cassie. Realmente lo hago. Pero los médicos, los cirujanos, cometen errores y, a veces, esos errores nos cuestan la vida.

—No es un error si fue a propósito —respondió Cassie, poniéndose de pie, con los brazos todavía sobre el pecho.

—¿Quiere saber cuántos pacientes he matado personalmente en mi carrera? —preguntó, haciéndola fruncir el ceño con confusión. —9. Eso es 9 personas, con 9 familias. Familias, que consistían en hermanas, hermanos, esposas, esposos y padres. Y nunca esperaría que me perdonaran por lo que hice. Por los errores que cometí. Y Yo tampoco espero que lo hagas.

Cassie se burló y alzó la voz hasta convertirse en un grito. —Con el debido respeto, señor, pero verse obligada a trabajar civilmente junto a ella, y estar cerca de ella sin que haya ningún problema, ¡suena muy parecido al perdón!

—Dra. Harper, siéntese— le ordenó en voz alta, poniéndose de pie también.

—No.

En la franja fuera de la oficina del Jefe, los internos observaron la discusión con atención, junto con Derek, Mark, Addison, Burke y algunos otros miembros del personal del hospital.

—¿Le está gritando al Jefe? —George se quedó boquiabierto. —De ninguna manera.

Cristina arqueó las cejas. —Son los problemas paternales. Conduce a poco respeto por la autoridad.

—No—no estuvo de acuerdo Meredith. —No hay forma de que ella discuta con el Jefe a menos que se trate de algo realmente importante.

—No lo sé, últimamente está bastante inestable. No me sorprendería que hiciera algo de lo que se arrepintiera —agregó Alex.

𝐂𝐎𝐃𝐈𝐍𝐆 | grey's anatomyWhere stories live. Discover now