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(Chapter forty three — lay your hands on me)
(Temporada cuatro — episodio once)
CASSIE CAMINABA por el bosque con una marca a su lado, y se arrastraba unos pies detrás de Derek. Evitó la mirada de Mark fijando su mirada en el suelo embarrado, muy consciente de que él la estaba mirando. Decir que las cosas habían sido un poco incómodas entre dos últimamente sería el eufemismo del siglo.
Hubo muchas palabras sin pronunciar, pero ambos fueron demasiado tercos para admitir cómo se sentían tan obviamente. No obstante, ignoraron la tensión para que Derek no sospechara.
—¿Me vas a decir adónde vamos?—Preguntó Mark, caminando al paso de Cassie. Era casi cómico, ya que vestían chaquetas de cuero idénticas.
—¿Por qué siempre tiene que tratarse del destino?—Preguntó Derek. —¿Por qué no puede tratarse del viaje?
—Porque lleva zapatos de trescientos dólares, y Dios sabe que no dejará de quejarse si se arruinan—respondió Cassie, lanzando una mirada al hombre en cuestión, que ya le sonreía.
—Exactamente.
Derek los ignoró y cambió de tema. —Meredith me dijo que no quiere que vea a otras personas.
—¿Se enteró de lo tuyo y de Rose?
—¿Tú y quién?—Cassie frunció el ceño confundida.
—¿No escuchaste?—Mark arqueó una ceja. —Derek besó a una enfermera.
Cassie se volvió hacia su hermano enojada. —¡¿Besaste a una enfermera ?! ¿Por qué me acabo de enterar?
Derek miró a Mark con los ojos en blanco. —Gracias por eso.—Se volvió hacia la morena. —No había nada que averiguar. Fue sólo un beso"
—Sí, pero no eres el tipo de hombre que se besa con las enfermeras en las salas de limpieza—dijo Mark. —No es que haya nada malo en eso.
—Hay, en realidad, cuando no puedo decírselo a Meredith. Sabes que odio guardar secretos—bufó Cassie. —Será mejor que se lo digas pronto.
Derek la ignoró una vez más. —¿Qué opinas?
—Fue más que un simple beso—Mark se encogió de hombros.
—La vista—aclaró Derek. Miraron hacia la colina y vieron una vista increíble de la ciudad.
—Es hermoso—dijo Cassie con asombro.
—¿Qué estamos mirando, exactamente?
—Esta es la vista desde mi nueva casa—sonrió Derek.
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AL DÍA siguiente, Cassie y Alex entraron a la cocina y el olor les disgustó de inmediato. —Amigo, ¿qué diablos es eso?
