Capítulo 7

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Acababa de empezar mi turno en la cafetería, estaba acomodando mi cabello en un moño cuando Ethan, uno de los chicos que trabaja conmigo y gran amigo mío, aunque yo le guste, llegó tomándome por la cintura dejando un beso en mi mejilla.

- ¿Cómo está la chica más bella? - Preguntó.
- No sé cómo está ella, pero yo estoy bien - Dije riendo mientras me volteaba para mirarlo.
- Graciosa, ¿Cómo estuvo tu fin de semana? -.
- El sábado un poco pesado, tuve trabajo, ayer estuve con Emiliano - Le conté.
- Oh, ¿Y cómo está? -.
- Bastante bien, al menos hasta ahora no ha tenido problemas, así que espero siga así -.
- Ya verás que estará bien, me alegra mucho que estés tan feliz por él -.
- Ese niño tiene mi corazón con él, no podría estar mejor -.
- Ya lo creo, ¿Qué evento te toco cubrir el sábado? - Cuestionó.
- Una despedida de soltero -.

Ethan sabía de mi trabajo en el Chicago, jamás me había visto bailar pero tenía bien entendido que no hacía más que bailar, y me agradaba demasiado que me apoyara y nunca me hiciera sentir mal por las cosas malas que se decían del lugar, y de Pantera.

- Mm, ya me imagino, ¿Cómo te fue? -.

Por supuesto que le molestaba un poco que más hombres me vieran bailando, eran celos, pero ¿Qué podía yo hacer?

- Demasiado bien, aunque hubo un tipo que quiso aprovecharse de mí cuando salí de la suite al terminar el show -.
- ¿Cómo que se quiso aprovechar? Voy a matar al imbécil ese - Dijo completamente enfadado.
- Tranquilo Ethan, por suerte un chico llegó a mi rescate y encerraron al idiota que se atrevió -.
- ¿Y estás bien? - Preguntó preocupado.
- Súper bien, no paso del susto - Aseguré.
- No deberías salir sola tan noche, mira lo que pasa - Dijo en tono serio.
- Lo sé, pero sabes que no tengo alternativa -.
- ___, perfectamente te alcanzaría para vivir al día con el sueldo de la cafetería si trabajaras de lunes a sábado día completo -.
- Ethan, no estoy en el mejor lugar del mundo, pero me gusta bailar aunque no precisamente en un tubo, sobre ese escenario se me olvida todo, trabajo de ocho de la mañana hasta las seis aquí porque luego empieza mi turno en el Chicago, y aún así tengo que pagar la renta de mi departamento, la comida, mi ropa, el combustible para el auto, tengo aspiraciones grandes que al menos con trabajo espero cumplir ya que con estudio no pude conseguir - Expliqué.
- ___ -.
- No puedes entenderme Ethan, tú no has vivido todo lo que yo sí - Dije mirándolo a los ojos.
- Ya lo sé ___, pero me causa una impotencia enorme no poder protegerte -.
- Sé que tus intenciones son buenas, pero no necesito que me protejan, llevo tanto tiempo cuidándome sola que ya no me da miedo nada -

Claro que de vez en cuando necesitaba un valiente con tanta fuerza como Christopher que me salve de imbéciles.

- Relájate ¿Sí? Espero que nada malo vuelva a pasar -.

(...)

Estaba terminando de hacer un corte de dinero en la caja cuando la campanita de la puerta de la cafetería sonó indicando que alguien había entrado.
Sin levantar la mirada dejé que la persona que había llegado se acercara y llamara mi atención una vez que estuviera lista para pedir.

- Buenas tardes, ¿Sería tan amable de prepararme un café helado con vainilla mediano? - Dijo.

Tragué saliva para después levantar la mirada y encontrarme con ese rostro que honestamente planeaba ver después de mucho tiempo.
Mis ojos se encontraron con los suyos un momento que para mí fue eterno.

- ¿Qué tal? ¿Crema batida encima? - Pregunté desviando la mirada hacia el computador para marcar el pedido.
- Por favor - Pidió Christopher.

Yo trate de no mirarlo más, estaba tan nerviosa, me sentía expuesta ante él, ahora que no tenía el antifaz puesto me daba miedo.

- Serían ciento veinticinco por favor -.

Christopher me pasó su tarjeta de crédito y su mano y la mía rozaron, provocando que todos mis nervios reaccionaran al instante, Dios, controlate ___.

- En un momento le entrego su orden -.

Le devolví la tarjeta y sin más me gire para comenzar a preparar su pedido.
¿Cómo es qué había llegado aquí? Jamás lo había visto comprar, nunca en todo el tiempo que he estado aquí, Christopher Vélez había puesto un pie en esta cafetería ni por error, ¿Acaso una coincidencia horrible para confirmarme que podía mirarlo tanto como fuera posible pero nada más?
Puf, que grandioso.
Una vez que el café estaba listo gire sobre mis talones y lo encontré observándome serio, de inmediato desvió la mirada de mi rostro a mi cuello y luego a mis manos.

- Aquí tiene su orden, ¿Algo más en lo que pueda ayudarlo? - Pregunté.

De nuevo sus manos se encontraron en un roce con las mías, otra vez lo había podido tocar.

- Estoy bien, gracias - Respondió simple.
- A usted - Dije con una pequeña sonrisa.

Él se quedó parado mirándome fijamente a los ojos, yo ni siquiera podía moverme, ¿Qué rayos?

- ___, hora de cambiar de lugar belleza - Ethan me hizo volver a la realidad y cortar el contacto visual con Christopher.
- Hasta luego señor -.
- Hasta luego - Y con una sonrisa en el rostro, aquel apuesto hombre salió de la cafetería con un paso dejando ver toda su elegancia, demostrando que toda esa caballerosidad lo perseguía a dónde quiera que fuera.
- ¿Lo conoces? - Ethan llamó mi atención.
- ¿A quién? - Pregunté confundida.
- Al señor que acaba de irse -.
- ¿Qué? Claro que no, no tengo ni idea de quién es - Mentí.
- Se miraban como si se conocieran -.
- ¿Qué dices? Claro que no, es la primera vez que lo veo por aquí -.
- Bueno, da igual, dejé todo listo en la bodega, solo hace falta que lo acomodes, en cuanto la señora Paterson se haga cargo iré a ayudarte -.
- Vale, ahora te veo -.

Caminé sin más a la bodega con una sonrisa en el rostro, bueno, al menos mis ojos habían visto el rostro de un hombre lejano a mí que había alegrado mi día.

|Lo dejaría todo| Christopher VélezWhere stories live. Discover now