Capítulo 61

1.1K 54 0
                                    

Cuando al parecer todos los asientos estaban ocupados, estábamos listos para salir ya de la estación, sin embargo cuando el chofer encendió el autobús y cerró la puerta, un oficial llegó corriendo a tocar como desesperado, a lo que el chofer tuvo que detenerse y abrir.

- ¿Qué pasa? - Preguntó el chofer.
- No puedes irte aún, harán un último chequeó en el maletero, al parecer una persona trató de pasar con algo ilegal, vamos, échate de reversa - Ordenó el oficial.

El chofer asintió y sin más obedeció.

- Maldita sea, más retraso - Dijo mi padre enojado.
- Tranquilo Alberto, solo hacen su trabajo, no creo que este camión traiga algo así que nos iremos pronto - Lo calmó mi madre.
- Eso espero -.

Dejé caer mi cabeza en el asiento y miré el techo, ¿Qué más podía hacer para distraerme?

(...)

Había pasado al menos media hora y mi padre estaba que echaba humo por las orejas de lo furioso que estaba, seguían con el chequeó y obviamente no podíamos salir aún de la estación, incluso nos habían traído algunos alimentos para 'recompensar' el tiempo perdido.
Al borde del aburrimiento miré por la ventana y me dí cuenta de que varios hombres vestidos con chalecos antibalas, armados y con trajes de oficiales caminaban hacia los autobuses, seguramente ya habían encontrado al culpable.
Regresé mi vista al frente y esperé a que el chofer subiera para poder irnos, sin embargo lo que pasó después me dejó en shock.
Los hombres armados subieron rápidamente al autobús en el que nosotros estábamos y caminaron directamente hacia mi familia.

- Maldita sea, si esto tiene que ver contigo ___, da por muerto a ese tipo - Amenazó mi padre.
- Yo no hice nada, ¿Cómo lo haría sino tengo con qué? - Me defendí.

Los oficiales nos apuntaron con sus armas, le pidieron a las demás personas que se apresuraran a bajar.
Cuando por fin quedamos solo nosotros los oficiales por fin hablaron.

- Alice, Alberto, Carlos Lozano, en este momento quedan detenidos, más vale no poner resistencia porque disparar no será tema a discusión para nosotros - Dijo uno de ellos.

Mis padres y Carlos me miraron con odio, pero realmente yo no sabía nada.

- Oficial, ellos no hicieron nada, ¿Por qué los detienen? - Dije para tratar de solucionar algo y que mi padre no tome represalias en contra de Christopher, Alison, Ethan o Emiliano.
- Usted también tiene que acompañarnos - Me dijo.
- ¿Pero por qué? - Pregunté.

El oficial no dijo más, esposó a mis padres y a Carlos y los bajaron primero con la cabeza baja.
El oficial de antes se quedó conmigo a solas.

- ¿No me esposara? - Le pregunté poniendo mis manos delante de mí.
- Baje ahora mismo del autobús - Respondió.

Atendí sus palabras y bajé rápidamente del autobús, fue entonces que vi a mis padres y a Carlos hincados en el suelo con la cabeza baja y muchos oficiales rodeandolos mientras los apuntaban para evitar que se movieran o intentaran escapar.

- ¿Por qué los detienen? En verdad no hicieron nada - Dije tratando de persuadir a los oficiales, no quería más problemas cuando todo ésto acabe.
- ¿Estás segura? - Preguntó una voz detrás de mí.

Justo en ese momento sentí que un balde de agua fría me caía encima, mis ojos se llenaron de lágrimas y cuando me di la vuelta para mirarlo, él estaba igual que yo.
No lo pensé más tiempo y corrí a sus brazos, a esos brazos que creí que no me volverían a sostener jamás.
Y tal cual una niña chiquita, escondí mi rostro en su pecho y lloré desconsolada.

- Ya mi amor, estás a salvo preciosa, estás conmigo - Dijo Christopher acariciado mi cabello y besando mi cabeza.
- Tuve mucho miedo - Dije sin levantar el rostro aún.
- Lo sé muñeca, pero ya no más mi amor, ya no más -.
- Gracias a Dios estás aquí, creí que no te volvería a ver jamás - Dije mientras levantaba la mirada hacia sus ojos.
- Nunca habría permitido que esta bola de delincuentes asquerosos siguieran destrozandote la vida, van a pagar muy caro todo este tiempo de sufrimiento mi amor, eso puedo jurarlo, y del mismo modo te devolverán cada centavo que les diste - Aseguró.
- Ahora solo me importa que estás aquí, lo siento tanto por todo, ellos me amenazaron y se llevaron a tu mamá para demostrarme que no era un juego, no tuve remedio Chris - Expliqué.
- No tienes que disculparte amor mío, no es tu culpa, mi mamá esta bien gracias a ti, y tú también lo estarás mi cielo -.

Christopher dejó un corto beso en mis labios para después volverme a abrazar.

- Señor, aquí están las escrituras de la señorita Lozano - Dijo un oficial.
- Entreguelas a Dan, y a estas malditas ratas llevenselas ahora de mi vista porque soy capaz de matar a cada uno con mis propias manos - El tono en la voz de Chris me hizo saber que no jugaba - Mi madre, mi prometida y yo estaremos con ustedes en unos momentos para declarar, encarguense de que estas escorias no vuelvan a ver la luz del día -.
- Claro señor -.

Escuché como el oficial dio una orden y luego pude escuchar el movimiento que se armó para llevarse a mi... A Carlos, Alberto y Alice de aquí.

- Ya paso el peligro muñequita hermosa, estás a salvo -.

Levanté el rostro y lo miré a los ojos.

- ¿Me perdonas por todo lo que dije y lo que hice? Eres toda mi felicidad Chris - Mencioné.
- Ay mi amor, no tengo nada que perdonarte, ya estamos juntos y esta vez para siempre, pero, ¿Podemos seguir con los planes de boda? - Preguntó sacando el anillo de la solapa de su saco, lo que me hizo soltar una sonrisa.
- Siempre vuelve a ti - Dije divertida.
- Porque yo debo dárselo a su dueña, ¿Me dejas? -.
- Es lo que más deseo -.

Y sin más Chris colocó de vuelta el anillo en mi dedo, que había dejado en el pequeño alajero junto con las demás joyas que Chris me había regalado, si Alberto lo llegaba a ver y se daba cuenta de su valor, seguro me lo quitaba, y yo no quería perder algo que para mí significa mucho.

|Lo dejaría todo| Christopher VélezWhere stories live. Discover now