Capítulo 10

1.5K 71 0
                                    

El hombre parado delante de mí me miraba fijamente, analizando cada parte de mi rostro, como sino pudiera creerlo.

- ¿Estás bromeando? ¿Qué no eres la chica que ayer me atendió por la tarde? - Preguntó tratando de buscar respuestas.
- Pues sí, soy ella misma, antes de tener que ir al Chicago trabajo en esta cafetería - Le expliqué.
- Vaya, ahora entiendo todo, por algo sentí que tu mirada la había visto ya en otro lugar - Mencionó.

Sonreí levemente.

- ¿Te gustaría que nos quedemos aquí o prefieres algún otro lugar? - Preguntó.
- En realidad no tengo mayor problema, podemos ir a dónde tú quieras, solo no podemos excedernos de tiempo, tengo que ir a trabajar más tarde - Dije.
- ¿A qué hora? -.
- Mi turno comienza a las nueve, de lunes a miércoles no hay mucha gente así que solo trabajo algunas horas -.
- ¿Trabajas más tiempo otros días? -.
- Los jueves, viernes y sábados, la gente abunda en el Chicago así que bueno, ya sabrás -.
- Perfecto, no nos pasaremos del tiempo límite, ¿Qué te parece si te invito a comer? - Propuso.
- Mm, pues, de acuerdo, está bien - Acepté.

Christopher me extendió su mano, misma que yo tomé con cierta inseguridad, Dios, ésto era nuevo para mí, no tomar la mano de alguien, pero sí la de un hombre como él.

- ¿Te vas ___? - Ethan llamó mi atención.
- Mm, sí Ethan, nos vemos mañana - Respondí.

Ethan miró nuestras manos unidas y solo asintió, sé que me llenará de preguntas pero estará bien, o eso espero.
Cuando Christopher y yo salimos de la cafetería nos encontramos con lo que al parecer es su auto, una RANGE ROVER VELAR negra, demasiado hermosa para ser verdad, afuera de ella estaba parado un hombre quien al vernos abrió la puerta trasera.

- Waw, ¿Es tuya? - Pregunté sorprendida.
- Así es, ¿Te gusta? -.
- Es divina, jamás había visto algo similar. - Confesé.

Yo miraba impresionada la hermosa camioneta que tenía enfrente, Christopher debe ganar mucho dinero para tener este tipo de lujos.

- Adelante entonces - Ofreció.

Christopher me ayudó a subir, para detrás de mí subir él, luego el hombre que había abierto la puerta también la cerró y se encaminó hasta la puerta del piloto para subir y avanzar.

- Llévanos al Máster Tolls, Dan - Pidió Christopher.
- Enseguida, señor - Respondió Dan, según escuché que ese es su nombre.
- Bien, ahora, ¿Podrás decirme ya tu nombre? - Preguntó Christopher llamando mi atención - Tú ya sabes el mío -.

Lo miré un segundo y después me decidí a hablar.

- Mi nombre es ___ Lozano - Dije al fin.
- ___ - Lo pronunció - Lindo nombre por cierto -.
- Gracias - Dije con una pequeña sonrisa, aún seguía impresionada, no podía creer que estuviera en un auto como este.
- ¿Hace cuánto trabajas en esa cafetería? -.
- Desde que tengo dieciocho -.
- ¿Puedo preguntar tu edad? -.
- Por supuesto, tengo veintidos -.
- Perfecto - Christopher sonrió de lado pero no dijo nada más ni yo tampoco.

Miraba a través de la ventana tratando de sopesar que esto me estaba pasando a mí, estoy en el auto de un hombre extremadamente guapo y seguramente con mucho dinero a punto de comer en no sé qué lugar en el que seguro no encajo ni un poco.
Pero, ¿Acaso podía hacer algo? Creo que salir corriendo sería estúpido de mi parte, muy estúpido.
Cuando al parecer llegamos al lugar, Dan bajó de la camioneta para primero abrir mi puerta y cerrarla una vez que bajé, para luego rodear y hacer lo mismo con Christopher, quien una vez abajo se acercó a mí y tomó mi mano para encaminarnos juntos a la entrada.
Un chico nos miró, a mí con mucha confusión y a él, por supuesto, con toda la admiración posible.

- Quiero una mesa para dos - Dijo Christopher.
- Claro señor, síganme por favor -.

Vaya, Christopher sí que imponía orden y miedo cuando se lo proponía, el tipo lo atendió más rápido de lo que esperaba.

- Adelante - Aquel hombre me ayudó con la silla, seguro porque vio la mirada asesina de Christopher.

Y en efecto, había cosas que yo no sabía de él, más bien no sabía nada.

- En un momento toman su orden - Y sin más se fue, no sin antes dejarnos el menú.
- Creo que no vengo vestida muy acorde al lugar - Le dije mirando a mi alrededor, había pocas personas pero todas iban vestidas como él, elegantes e imponiendo glamour.
- Yo creo que te ves muy hermosa - Respondió.
- Gracias, aunque las miradas que me lanzan no dicen lo mismo -.
- Si te sientes incómoda podemos irnos, pero creo que no debería importarte - Comentó.
- De hecho no me importa, solo es un poco incómodo - Admití.
- Tú finge que solo somos tú y yo - Mencionó con una sonrisa.

Sonreí en su dirección pero no dije más porque una chica llegó para tomar nuestra orden, quien al ver a Christopher pareció perderse por completo.

- ¿Sabes que pediras ___? - Inquirió Christopher.
- Lo mismo que tú estará bien -.

En realidad ni siquiera había mirado el menú, no sabría que pedir y además de todo no tenía mucha hambre, tenía tantas cosas en la cabeza que no había espacio para comida.
Christopher ordenó y la chica con manos temblorosas apunto, ¿Ese es el efecto que tiene Christopher en las mujeres? Digo, a mí me pone un poco nerviosa estar con él sin el antifaz ni en mi papel de Pantera, pero no me pongo tan nerviosa como para actuar igual que la chica.
Una vez que terminó de apuntar se alejó rápidamente de la mesa.

- ¿Podrías decirme hace cuánto trabajas en el Chicago? - Cuestionó.
- Desde que tengo dieciséis -.
- ¿En serio? - Me miró incrédulo.
- ¿Cuento con qué no le dirás a nadie que yo soy Pantera ni lo que voy a contarte? - Pregunté.
- Juro jamás decir ni una sola palabra - Prometió.
- Bueno, cuando yo cumplí dieciséis mis padres me abandonaron, así que perdí todas las posibilidades de estudiar o prepararme académicamente, tenía que buscar un lugar en el cual vivir pero para pagarlo necesitaba trabajo, no me quedó de otra mas que buscar y buscar hasta que llegué al Chicago, me ofrecieron preparación para aprender a bailar en el tubo y trabajar para el lugar mientras me daban un techo y comida a cambio de que comenzara siendo mesera, y hubiera continuado con eso si mi desempeño en el tubo y las ganancias que genero al lugar no fueran buenas - Comencé a contar.

|Lo dejaría todo| Christopher VélezWhere stories live. Discover now