Capítulo 1: La próxima vez

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• Rose •

—Rose

—Ah, como la muralla —dijo él con una sonrisa nerviosa y expresión de que se arrepintió de hacerlo.

—Sí, muy listo —solté, sin sorprenderme de que alguien más hiciera ese chiste sobre mi nombre.

Había ido al mercado ese día y, pasando por los puestos, me topé con algunos miembros de la tropa de reclutas. Ahora me encontraba sosteniendo la mirada de un chico de ojos cafés y cabello castaño muy claro.

—¿Y tú cómo te llamas, cadete? —pregunté.

Por un segundo pareció que le costaba mucho esfuerzo recordar, hasta que tartamudeó la respuesta.

—J-Jean Kirschtein.

—Pues mucho gusto Jean Kirschtein —dije con una media sonrisa— Ojalá la próxima vez que te vea no te lleves todas las manzanas buenas del puesto.

—¿Habrá una próxima vez? —Y de nuevo pareció que las palabras salieron de su boca sin que pudiera pensarlas antes.

El tono de inocencia y espontaneidad con que lo dijo me hizo saber que no era un intento de coqueteo que hubiera planeado, sino una pregunta honesta a la que no esperaba respuesta. Al momento pude sentir el calor en mis mejillas, aunque realmente no me había sonrojado, al menos no lo suficiente como para que él lo notara, ya que el tono de mi piel no era tan claro como para que se viera fácilmente.

Sin embargo, un rápido intercambio de miradas fue suficiente para que él notara mi momento de nerviosismo; lo que pareció fortalecer su confianza, ya que continuó con un coqueteo terrible pero intencional.

—Digo, entiendo que quieras volver a verme en otra ocasión —se pavoneó con una sonrisa presuntuosa— Causo ese efecto en las chicas.

Antes de que pudiera contestarle lo mucho que dudaba que eso fuera cierto, una carcajada se oyó justo detrás de él.

—¡¿Qué chicas?! ¿Mikasa? ¿Ymir? —Un muchacho bajito y con el cabello rapado apareció con las manos en su abdomen sin poder parar de reír, intentando sostener las cestas que cargaba, antes de que sus movimientos terminaran por tirar todo al suelo— ¿O será Sasha? ¡Oi, Sasha, ven a ver si Jean causa un efecto mágico en ti! —exclamó ya con lágrimas en los ojos.

—¡Eh! ¿Tú qué sabes Connie? —reclamó Jean, a la vez que le daba un golpe en la cabeza. Volteó a verme algo avergonzado y con una sonrisa de resignación— Bueno, adiós.

Debía admitir que el chico era guapo, y saber que no se le daba andar por ahí ligando también me pareció divertido y tierno en cierta parte. Así que luego de devolverle la sonrisa por esa cómica escena, le respondí.

—Nos vemos la próxima vez, Jean Kirschtein.

Me di la vuelta para pagar las manzanas que llevaba y caminé un par de pasos. Volteé atrás justo antes de que otro puesto me tapara la vista de su rostro, que me seguía con la mirada mientras tenía la boca entreabierta.

Esa fue la vez que conocí a Jean. Y pensar que ni siquiera iba a ir al mercado ese día porque estaba cansada.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora