Capítulo 49: La vida que quería

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• Jean •

Me dejé caer de rodillas al suelo en el momento en que Floch le disparó al Voluntario de lleno en la cabeza.

-¡Muestren respeto a este hombre! -exclamó el pelirrojo- Vivió orgulloso hasta el final, negándose a ser sometido incluso ante las balas. Pero... el orgullo no es algo por lo que valga la pena morir. ¿Qué hay de malo en someterse...? ¿No es mejor vivir que morir así?

Observaba ese cuerpo sin vida, incapaz de comprender cómo habíamos llegado hasta este extremo, ni cómo pude haberme quedado ahí sin hacer nada ante tal acto.

-Jean... ¿Qué sucedió aquí? -Volteé a mi izquierda. Mikasa acababa de subir las escaleras, encontrándose con la escena que Floch protagonizaba. Apenas pude sostenerle la mirada. Seguía procesándolo, y estaba demasiado avergonzado de no haberlo impedido.

-Para responder tu pregunta, hablo en nombre de Eren. -Floch se hincó frente a mí- Él está resolviendo todos los problemas fuera de la isla; entonces, yo eliminaré cualquier resentimiento que quede dentro de ella. De cualquier forma, después de sobrevivir a ese infierno de hace cuatro años, finalmente la conseguimos. ¿Entienden qué?... ¡Esto es la libertad! -decretó con una sonrisa y sus ojos iluminados. Puso una mano en mi hombro- No tienen que pelear más. Pueden vivir como quieran. Jean, ¿no querías unirte a la Policía Militar y llevar una vida cómoda en el interior? Hazlo ahora. Eres uno de nuestros héroes, nadie volverá a molestarte, ni a tu novia. Puedes tener lo que siempre soñaste.

Escuchaba atentamente cada palabra. Todo sonaba tan tentador.
Era como contagiarse de su optimismo... o más bien como sentir que mi cuerpo y mente se rendían.

-¿Se... acabó?

-Se acabó, así que vuelve a ser el antiguo Jean: ese imprudente, molesto y engreído bastardo.

-¿Cómo me llamaste?

▪︎ ▪︎ ▪︎ ▪︎

Quizás al fin podría descansar. Quizás...

«Mi hogar... está en la región central, por supuesto. Es un departamento de primera, con la mejor vista de la ciudad y amplias habitaciones. Aquí puedo beber el vino de la mejor calidad y conseguir todos los artículos de lujo que quiera.

Mi esposa está adentro, lleva puesto un vestido rojo con la tela más fina que hay. Se asoma a la puerta sonriendo y sale al balcón a acompañarme. Dejo mi vaso de whisky en la mesa y atraigo a la castaña para que se siente en mi regazo. Con un brazo la rodeo por la cintura, ella hace lo mismo por mis hombros. Es tan hermosa. Luego de todos estos años su belleza no hace más que aumentar.

El anillo en su dedo me recuerda lo felices que hemos sido todo este tiempo, libres de peligros y cualquier clase de angustia o problema.

Porque tengo el derecho a vivir esa vida. Me la gané a pulso. Ya es mía... Si tan sólo...

-Jean, soy yo. -Si tan sólo lo ignoro...- Estamos esperando afuera.

No escuches. No vayas. No pienses.

Le dijiste que volverías anoche. Le prometiste...

Tras soltar un suspiro, Rose me ve a los ojos y aprieta los labios en una sonrisa triste. Sabe lo que decidí.

Lo lamento».

-Qué alegría que pudieras unírtenos -dijo Hange, quien aguardaba junto a Mikasa.

▪︎ ▪︎ ▪︎ ▪︎

En la mañana, luego de mucho reflexionar y tachar los escritos que arruinaba, fui a buscar a los Blouse. Planeaban irse de aquí ayer, al mismo tiempo que Gabi y Armin, pero faltaban caballos y el viaje sería largo y peligroso, por lo que les encontramos un lugar para pasar la noche.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora