Capítulo 46: Pensando en romance

439 62 12
                                    

• Jean •

Unas aves pasaron volando por sobre mi cabeza. El día era soleado y yo estaba tirado en el césped mientras Sasha y Connie practicaban su combate cuerpo a cuerpo. Pronto iríamos a Marley y no podríamos usar nuestros equipos de maniobras ni armas para defendernos en caso de que algo pasara, así que convenía estar listos.

Desde que comenzaron con lo suyo decidí usar este tiempo para dejar salir mis pensamientos, la mayoría de los cuales eran sobre Rose. Ninguno de los dos parecía estar escuchando, pero pretender que lo hacían era mejor que hablar conmigo mismo en voz alta mientras me encontraba solo en una habitación.

-Le quedó una cicatriz, ¿saben? -seguí contando al aire- En la frente, justo antes del nacimiento del cabello; por eso ahora se lo peina de lado, para cubrirla.

-Eso es duro, amigo.

-Sé que insiste en que está bien, pero siento como si sólo fuera lo que se dice a sí misma.

-Ajá, totalmente de acuerdo.

-Y para colmo, la semana anterior a que la secuestraran yo le aseguré a su mamá que ella estaba a salvo ¿¡Cómo voy a verla a la cara ahora!? Rose no quiere que se entere por nada del mundo.

-¿Pues qué esperabas? -intervino Mikasa entrando a mi campo de visión. Llevaba tanto tiempo en silencio que olvidé que estaba sentada aquí- No quiere preocupar a más personas por algo que ya pasó. Tú no le contaste a tus padres sobre las múltiples ocasiones en que casi te matan, ¿o sí?

-Bueno... no, pero...

-Entonces ya déjala tranquila, hombre -dijo Connie, que no alcanzó a bloquear un golpe de Sasha y soltó un quejido- Sabes que es más fácil aceptar la mierda que te pasa cuando te apoyas en las personas que quieres. -Atrapó a la castaña y le dio un coscorrón- Es lo que yo hago con ustedes. Ella tiene su propia manera, es todo.

Me enderecé, sentándome de piernas cruzadas, y volteé a ver a cada uno de los tres, analizando sus rostros con detenimiento.

-¿Creen que estoy exagerando?

Sasha fue quien respondió, luego de darle un trago a su cantimplora con agua.

-Creo que si te preocupas tanto, sólo te van a salir más arrugas. -Me picó en medio de lo ojos- Mira nomás ese ceño fruncido.

-¿Huh? Mi piel está radiante y tersa, cállate. -Hice una pausa y resoplé, para luego seguir contando sobre mis asuntos con más energía- Aun así quiero que ella esté tranquila y no apresurar las cosas. Es decir, ya hablamos de casarnos, pero no sé cuánto debe esperar uno para proponer matrimonio.

El cenizo se pusó de cuclillas al instante y me miró con atención.

-Wow, hace como dos meses decías que quizás en varios años. -Me sacudió por el hombro- ¿Qué pasó? ¿Ya te domaron?

En cierto sentido, sí. O al menos en comparación al resto de mis amigos, pues yo era el único con pareja.

-Así funciona el amor, Connie. No lo comprendes porque aún eres muy inmaduro.

-Bah, tonterías.

-Yo pienso que es muy lindo que quieras comprometerte así con ella, Jean -dijo Mikasa, que hasta ese momento estuvo tocando su bufanda, pero entonces la soltó- Si se aman no hay razón para no estar juntos. Los demás deberían aprender algo de ti.

Murmuré un gracias y rasqué mi cabeza. Todos podíamos adivinar qué persona estaba en la mente de la pelinegra al decir eso. No obstante, no todos teníamos la misma sutileza al abrir la boca para soltar aquello en lo que divagábamos.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now