Capítulo 9: Mi padre

1.1K 161 31
                                    

• Rose •

Desde aquel día en que Jean y yo bailamos en el campo habían pasado cerca de dos meses. Durante ese tiempo nos vimos en varias ocasiones, la primera de ellas cerca del bosque, cuando salió corriendo de entre los árboles para disculparse por haberse ido tan de repente del mercado aquella vez.

Como habíamos acordado, el perdedor de la competencia de dibujo llevaría algo de comer cuando saliéramos... como amigos. Así que ahora me encontraba de camino al bosque de siempre, llevando una mochila a la espalda con ingredientes para hacer emparedados.

Jean fue el ganador, pero al menos yo me había quedado con su dibujo. Lo dejé en la mesa de mi habitación, guardado entre un par de libros, para verlo cada que quisiera. Ese chico realmente tenía talento, era una lástima que lo escondiera.

En un punto del camino que ya reconocía, di la vuelta para internarme entre los árboles unos metros y llegar hasta el punto en que debía reunirme con el castaño. Mientras me acercaba noté que él ya se encontraba sentado ahí, usando su ropa de civil: un chaleco café y una camisa blanca con el cuello levantado, lo que lo hacía lucir más guapo que de costumbre.

—¿Qué fue lo que trajiste? —preguntó con una sonrisa apenas me vio.

—Hola a ti también —respondí sentándome frente a él, a lo que soltó una risa incómoda y se rascó la nuca— Sólo cosas para hacer emparedados.

—¡Genial! No suelen darnos de esos —dijo olvidando la pena de hacía un momento y tomando la mochila del suelo.

Por la rapidez con la que comió podría decir que no había probado alimento desde ayer. Le ofrecí de mi emparedado pero insistió en que ya no tenía hambre y sólo se trataba del antojo; por lo que terminé de comer mientras él me hablaba sobre sus compañeros.

—Creo que estoy comenzando a parecerme a Sasha —comentó por lo bajo. Abrió más los ojos y soltó una risotada— Había olvidado decírtelo, ella y yo tuvimos un duelo de cocina... y yo gané —se señaló a sí mismo con el pulgar y alzó la barbilla.

—Ganas cada competencia ¿Qué otros talentos ocultos tienes?

Jean se ruborizó y apartó la mirada, después siguió hablando, con más calma esta vez.

—En realidad fue gracias a una receta de mi mamá, el omelette del que te había hablado. El plan era cocinar otra cosa, pero eso no resultó...

Y siguió contándome la travesía que tuvo que hacer intentando conseguir carne, que estuvo a punto de robar filetes de res de los oficiales y cómo el comandante Pixis lo declaró vencedor.

—Al principio ni siquiera quería ver a mi mamá cerca de mí mientras estuviera en Trost... —dijo mirando a otro lado— pero después entendí que la había tratado mal y fui a visitarla a ella y a mi papá.

—Pues espero que ya no lastimes más a tu madre, Jean-bo —bromeé, a lo que él me lanzó una mirada molesta— Parece ser una mujer muy agradable, aunque me has hablado muy poco de ella.

—¿¡Huhh!? Tú eres la que me cuenta muy poco. Pasaron meses antes de que me dijeras que tu apellido es Valter, y casi nunca mencionas a tu padre... —desvié la mirada al instante y él continuó— ¿Por qué?

—¿De qué hablas? —solté, evadiendo su pregunta— Yo soy la que tiene que sacarte las palabras de la boca.

Jean se había inclinado ligeramente hacia mí y me miraba con tristeza, sin hacer caso a mi intento por cambiar de tema.

—Rose... cuéntame sobre él.

Mientras las aves cantaban a nuestro alrededor y Jean esperaba en silencio por mi respuesta, yo sólo tenía la vista fija en una de las hebillas de mi mochila que reflejaba un rayo de sol. Luego de un minuto que se sintió eterno, suspiré y comencé a hablar, a contar en voz alta la historia de una de las personas más importantes en mi vida.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now