Capítulo 6: Al atardecer

1.1K 180 29
                                    

En este capítulo se mencionan eventos de la ova Dificultad, si no la han visto les recomiendo que la busquen en caso de que quieran saber más sobre lo que pasó, pero no es necesario.
_________________________________

• Rose •

Las semanas pasaban una tras otra rápidamente, y de vez en cuando Jean y yo volvíamos a encontrarnos en el mercado o por el camino entre el centro de entrenamiento y Dokanes, hablando y riendo unos minutos hasta que uno de los dos tuviera que volver a lo suyo.

Algunas veces nos veíamos de lejos, saludándonos a través de las ventanas del hospital cuando él pasaba por afuera, o detrás de un montón de reclutas cuando su entrenamiento coincidía con que yo fuera a entregar suministros médicos a la escuela.

-¿Te parece si nos vemos un día? -me dijo durante una de esas ocasiones en que nos encontramos.

-Sí... ¿Qué no es lo que hacemos?

-Claro, pero... decidir una fecha.

Y esa fecha era hoy. Acordamos vernos este día por la tarde, en la plaza. La verdad esta vez no tenía por qué ser diferente a las demás: Jean y yo platicaríamos durante un rato y luego cada quien se iría por su camino. Pero algo en el hecho de saber con tanta anticipación que lo vería, me ponía un poco nerviosa.

Unas horas antes avisé en el hospital que me iría temprano hoy, e inmediatamente me fui a revisar a un paciente antes de que comenzaran a hacerme preguntas. Ahora me encontraba sentada en los escalones de una parte de la plaza, un área elevada en la que se daban discursos y se hacían presentaciones para los niños de vez en cuando.

La gente pasaba caminando frente a mí mientras yo los veía distraída, mordiendo mis labios por dentro sin saber qué hacer. Escuché unas pisadas tras de mí y antes de que alcanzara a girarme sentí un golpecito en la espalda.

-Llegué -Jean bajó los escalones y se sentó a mi izquierda. Giró el rostro hacia mí y sonrió- ¿Qué tal tu día?

-Bastante bien -dije- ¿Qué hay de ti?

-Algo cansado -dijo mirando al frente y ladeando la cabeza- Pero conseguí la tarde libre.

Volteé para responder, cuando noté que en la mejilla derecha tenía una cicatriz delgada que parecía comenzar a desvanecerse.

-¿Qué fue lo que te pasó? -pregunté llevando mi mano a su rostro.

-Oh, eso. De hecho es una larga historia -respondió mirando hacia el otro lado, mientras yo tocaba con cuidado su mejilla-, pero lo que ocurrió es que me dispararon.

-¡¿Qué?! -dije y lo tomé del brazo izquierdo con mi mano libre, acercándome para verlo de arriba a abajo, buscando alguna otra herida- ¡¿Cuándo?! ¡¿Cómo...?!

Volví a subir la mirada hacia su cara y noté que se había ruborizado. Soltó una risa suave y me sujetó delicadamente por la muñeca, intentando tranquilizarme ante lo que acababa de decir.

-Descuida, estoy bien. Me hice cargo de la situación -agregó con tono orgulloso.

Me separé lentamente y bajé ambas manos, mirándolo fijamente a los ojos y a la cicatriz, con la boca entreabierta. Me calmé y parpadeé un par de veces antes de volver a hablar.

-Pero dime qué fue lo que pasó.

-Bueno -suspiró Jean- Empezó como un ejercicio de entrenamiento.

Y me contó cómo fueron emboscados por un grupo de ladrones, quienes secuestraron a una de sus compañeras de grupo y les quitaron sus equipos de maniobras tridimensionales y sus caballos. Después, con algo de emoción en su voz, narró cómo lograron rescatar a la chica y recuperar sus cosas, señalando que no lo hubieran logrado sin él. Pero, además, sin darse cuenta, mencionando lo bien que lo hicieron sus compañeros; incluso Eren, a quien parece odiar.

Debo decir que en está ocasión tenía una buena razón para mostrarse orgulloso, si lo que me contaba era cierto. Enfrentarse a esas personas, sin nada con que defenderse, era algo muy valiente; aunque seguro estuvo asustado. Pero quién no lo estaría en esa situación. Justo ahora yo misma estaba asustada tan sólo de escucharlo hablar sobre lo que pasó.

Honestamente, me daba miedo pensar en que eso le haya pasado a él, en cómo pudo haber terminado de una forma diferente y en que a lo largo de una vida en el ejército podrían pasarle cosas peores en muchas ocasiones. Jean y yo nos conocíamos desde hacía meses y, a pesar de no vernos tan a menudo, su amistad se había convertido en algo importante para mí. De hecho, era uno de los pocos amigos que tenía, y la posibilidad de perderlo para siempre me aterró. Pero no dije nada.

Él sabía lo que hacía y tenía que enfocarse en eso, no necesitaba preocuparse por lo que yo pensara. Su prioridad debía seguir siendo sobrevivir y lograr entrar a la Policía Militar, la división en la que estaría a salvo, aunque significara que dejaría de verlo.

Luego de que terminara de contarme lo que le había sucedido aquel día, nos levantamos para andar por las calles de la ciudad, libres de prisa y problemas. Caminamos tranquilamente, hablando de algunas cosas sin importancia y de otras más personales. Él me contó sobre lo que solía cocinar su madre y yo, sobre la ropa que hacía la mía. Incluso le hablé de cuánto me gustaba cabalgar en el campo con Appa, mi caballo.

-A mí me dicen cara de caballo -se quejó por lo bajo, olvidando que podía escucharlo.

-¿Qué? -dije sonriendo.

-¡Nada! Olvida eso.

-¡No puede ser! -dije y solté una risa. Tomé su cara entre mis manos y lo examiné- Se equivocan, no pareces un caballo.

-Gracias -respondió mientras seguía sosteniéndolo.

-En todo caso serías más bien como una cabra -lo solté y me encogí de hombros, tratando de sonar seria.

-¡¿Huh?! -me miró indignado- ¡¿De qué hablas?!

Volví a reír, esta vez con más fuerza que antes, y me disculpé, diciéndole que seguro quienes lo molestaban estaban celosos. Me miró poco convencido pero sonrió y siguió caminando.

El tiempo pasó rápido y antes de que me diera cuenta el sol ya estaba comenzando a ocultarse, dejando ver nubes rosadas en el cielo y cubriéndonos con una suave luz anaranjada. Giré hacia Jean, quien estaba observando a unos niños correr a lo lejos, y sujeté mis manos por detrás de mi espalda antes de hablar.

-Deberías irte ya si quieres volver antes de que anochezca -dije despacio, deseando en el fondo que no tuviera que marcharse aún.

-Sí, tienes razón -respondió pensativo, volteando hacia el camino que lo llevaba fuera de Dokanes hasta la escuela militar.

-Cuídate -le ordené, llevando mi puño a su pecho.

-Eso haré -dijo con seguridad.

Di la vuelta para marcharme, pero me detuve en el acto y giré de nuevo hacia él antes de hablar.

-Jean -lo llamé. Él me miró y alzó las cejas, dudoso- Fue agradable verte hoy. Deberíamos volver a hacerlo en otra ocasión.

El castaño sonrió ampliamente y asintió. Le sonreí de vuelta, dejando salir una exhalación ruidosa, y me di la vuelta una última vez.

-¡Te dije que causaba ese efecto en las chicas!

Solté una carcajada corta sin mirar atrás y continué caminando, con una sonrisa en mi rostro que se rehusaba a irse.

_________________________________

Desde hace mucho que quería escribir este capítulo, espero que les guste💞
Besos a mis dos lectoras xd

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now