🔥Capítulo 36: Si se trata de ti

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YA REVIVÍ, PUEBLO.
Este capítulo como ya se imaginarán contiene smut, lemmon o como le digan. Nada más le voy a poner ese emoji a futuros capítulos que lo incluyan.
Ya saben, consuman contenido responsablemente, recuerden que esto es ficticio y con meros fines de entretenimiento. Ya sin más show, disfruten el capítulo.
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• Rose •

Desde hace ya varios años que aprendí sobre salud reproductiva. Era sorprendente la cantidad de adultos a los que les avergonzaba hablar sobre sexo, menstruación y otros temas "tabúes". Pero en el hospital tratábamos ese ámbito con seriedad.

Para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual, lo indicado era utilizar un condón. Este era una funda de lino empapada en una preparación herbal que después se dejaba secar. Se repartían gratuitamente y si algún paciente pedía, le dábamos algunos. Nada fuera de lo normal.

Aun así, ahora mismo me encontraba de pie frente al armario de suministros, indecisa de tomar el preservativo. Al final llevé mi mano a la canasta justo en el momento en que Karina entró a la sala. Di un respingo y solté el paquete.

—Yo... sólo... 

—Oi, no voy a regañarte ni nada, tranquila —asentí desviando la mirada.

Tal vez haber sido interrumpida era una señal. Estaba comenzando a asustarme de dar este paso con Jean.

—Mejor vuelvo al frente... —empecé a decir, caminando hacia la puerta. Ella se movió hacia atrás, tapándome el paso, y habló con gentileza.

—Entiendo si te apena, pero sabes que no hay nada de malo en eso. Haz lo que decidas sin presionarte y estarás bien —apreté los labios al reconocer que tenía razón y sonreí relajándome. Continuó con un tono más casual— Y haces bien en cuidarte, aún eres muy joven para ser mamá.

—Oh, yo no quiero hijos.

—¿De verdad? —preguntó con sorpresa— Con como tratas a los niños, imaginé que querrías tener varios.

—No es algo que me interese. Prefiero seguir ayudándolos con lo que pueda aquí y luego regresárselos a sus padres —respondí divertida.

—Es una buena decisión. En ese caso toma más —dijo empujando un puñado de condones en mi mano.

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Jean y yo estuvimos paseando un rato por los alrededores del cuartel. La conversación fluyó como siempre, pero era notable que ambos evitábamos hablar sobre lo que pasaría más adelante.

Hoy era un día tranquilo. Con una buena parte de los soldados montando vigilancia afuera de las murallas y otros descansando en sus casas, el edificio se encontraba medio vacío. Incluso nuestros amigos estaban en otros lados, encargándose de sus propios asuntos.

Volvimos al cuartel y fuimos a la misma habitación en que nos habíamos quedado a dormir antes; seguía libre y era más privada que el cuarto del castaño junto al resto de los dormitorios. Jean cerró la puerta, bloqueándola con una silla para asegurarse de que nadie entrara. Regresó conmigo y entrelazó nuestras manos.

Quería besarlo, aunque en este momento no sabía cómo hacerlo. Uní nuestras frentes y reí nerviosa.

—Oi, se supone que yo soy el que pierde el control y tú la que me tranquiliza —se quejó con fingida molestia— No puedes robarte mi papel.

—Es que ahora es real y no tengo idea de qué hacer.

—Sólo tomémoslo con calma, ¿sí? —dijo con voz serena y la mirada más dulce que me hubiera dedicado.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now