Capítulo 26: Mi ayuda

581 97 34
                                    

• Rose •

Una no esperaría que su novio tuviera que enfrentarse constantemente a la muerte o esconderse del gobierno por razones desconocidas. Cuando le dije que tendríamos que aprender a separarnos no imaginaba que volvería a suceder tan pronto.

Habían pasado unos días desde que regresé a la ciudad, unos días desde que vi a Jean por última vez. Me explicó que tendría que estar fuera un tiempo, aunque no dijo cuánto, ni desde cuándo, ni a dónde iría, ni por qué tenía que ser todo tan secreto... mas no importaba si eso significaba que estaba a salvo.

—Es probable que cuando nos vayamos no tenga tiempo para avisarte, así que será mejor si me despido ahora —me dijo afuera del hospital, luego de que terminamos de establecer a los pacientes— Pero no te preocupes, en cuanto pueda volveré a buscarte.

—Sabes que igual me preocuparé.

—Lo siento, son las consecuencias de enamorarte de un soldado.

—¿Es tarde para arrepentirme? —bromeé jugueteando con el cuello de su camisa.

—Es muy tarde —respondió antes de inclinarse y unir nuestros labios suavemente.

Me quedó un sabor amargo luego de que nos separamos y tuve que verlo marcharse. Y ahora, mientras llegaba al hospital, estaba tan inmersa en mis pensamientos que casi pierdo de vista que tras el edificio se encontraba un hombre observándome. Era alto y de cabello castaño tirando a rubio, estaba de pie junto a un caballo y dio un par de pasos en mi dirección al momento en que volteé a verlo.

—¿Rose Valter?

—¿Quién pregunta? —inquerí con recelo.

—Soy Moblit Berner, sublíder del cuarto escuadrón de la Legión de Exploración —extendió su mano hacia mí.

Ah, la Legión. Mi nueva división favorita.

—Hum... Bien. Sí, soy Rose... enfermera en este hospital —respondí estrechando su mano. Sonrió y pude notar que de alguna manera su agarre transmitía seguridad.

—Disculpa si te molesto, pero sé que estás al tanto de la situación con Eren Jaeger. Estamos planeando unos experimentos, y nos vendría bien tu ayuda en la parte médica.

—Pero no soy doctora, yo...

—Es algo muy simple, sólo necesitamos a alguien de confianza que pueda monitorearlo y orientarnos en cuanto a su estado de salud. Y se te pagará, por supuesto —explicó— La parte difícil es cuidar que Hange no lo mate por accidente —agregó con una media sonrisa.

Me preocupó un poco la ligereza con la que dijo ese último comentario, pero decidí pasarlo por alto. Si necesitaban mi ayuda con la persona que podía salvar a la humanidad cerrando las murallas, ¿quién era yo para negarme?

—Claro, entonces lo haré con mucho gusto.

—Te lo agradezco —sacó un sobre de su chaqueta y me lo entregó— Aquí están todos los detalles. Y tengo que recordarte que debes ser lo más discreta posible.

—Así será —dije guardando el sobre en mi pantalón.

Moblit subió a su caballo y se despidió con un movimiento de cabeza, alejándose rápidamente. Estaba por dar la vuelta para entrar al hospital cuando vi a Mylo llegando desde más atrás, con la mirada fija en la dirección por la que se había ido el soldado.

—Oi, niña ¿Quién era ese tipo? Está guapo.

—Deja de ser tan metiche, Mylo —respondí divertida, golpeando mi costado con el suyo.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now