Capítulo 48: Quédate

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• Rose •

Sólo había viajado en tren una vez, el día de la inauguración del ferrocarril de Trost. Aquel recorrido fue divertido, celebrábamos un avance en nuestra isla y Jean estaba conmigo. Hoy, en cambio, la velocidad a la que avanzaba me mareaba un poco y me sentía ansiosa por ver a mi novio.

Avisaron por radio a la isla que el barco en que venían los miembros de la Legión arribaría en unas horas, y, tal y como Hitch prometió, me dio el aviso; pero, además, consiguió que me dejaran ir con los soldados hasta el puerto.

—Hitch, ¿para que viene ella? —preguntó un chico bastante alto y de cabello negro sentado frente a nosotras.

—Bueno, no sabemos si alguien viene enfermo o herido, podríamos necesitarla —respondió la ojiverde— Además es de cofianza, así que cierra la boca.

—Lo siento, no quería causar problemas —dije volteando entre los dos.

—Ah, tú no te preocupes por eso, es simplemente que Dimitri está celoso de que mi rango es superior al suyo. —Se acomodó en su asiento— Déjame presentártelos: como dije, este bruto es Dimitri, ella es Emori, y esa de ahí es Cassandra; ellas vienen de Mitras —dijo apuntando al pelinegro, a una chica morena con una cicatriz en la ceja, y a una rubia que llevaba rapado un lado de la cabeza, respectivamente— Y, chicos, ella es Rose.

—Mucho gusto —saludé. Ambas respondieron sólo con un asentimiento.

—¿Y por qué quisiste venir? —preguntó Cassandra en tono aburrido.

¿Qué tan estúpidamente cursi se escucharía que porque no podía esperar ni un segundo más para volver a acariciar el rostro de Jean y contemplar sus brillantes ojos café claro que a veces parecían ámbar? Hitch respondió antes que yo:

—Es que está muy comprometida con su trabajo —dijo con una sonrisita. Me encogí de hombros.

Tras kilómetros de recorrido, finalmente llegamos al muelle. Ahí vi que mis amigos ya habían bajado del barco, y lo confirmé: el faltante era Eren.

Cuando Jean me vio, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro. Volteó a decirle algo a Connie y empezó a caminar en mi dirección. Mientras tanto el comandante Nile y otros soldados con los que venía se dirigieron directo a hablar con Hange y Levi.

—Ha sido una eternidad sin verte, preciosa —declaró el castaño cuando estuvo a unos metros de mí.

—¿Volvimos a "preciosa"? ¿Ya no soy "amada mía"?

—Así que recibiste mis cartas —dijo divertido. Se detuvo frente a mí y susurró—: Eres y siempre serás mi amada.— Entonces me tomó entre sus brazos y me levantó del suelo, dando vueltas y haciendo que me sostuviera de él con fuerza mientras escondía la cara en su cuello. Lo había extrañado tanto. Tras un minuto, me bajó y habló más serio—: Tengo que contarte que hay un gran problema, durante el viaje...

—Tranquilo —murmuré pasando mi mano por su mejilla— Ya lo sé, Hitch me lo dijo. —Suspiró.

—Me alivia que sepas, aunque suceden más cosas. Es de lo que deben estar hablando allá. —Apuntó con la cabeza a donde Hange y Nile discutían, este último manoteando y sobándose las sienes compulsivamente.

—Dime, ¿qué es tan malo como para que le afecte así?

—Se trata de lo que hizo Eren: infiltrarse como eldiano de Marley para que invadamos la ciudad y lo rescatemos.

Solté a Jean y me aparté de él lentamente, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Di un paso atrás y lo miré a los ojos, buscando desesperadamente un indicio de que lo que haría no era tan malo como sonaba. Invadir una ciudad.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now