Capítulo 10: Son buenas noticias

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• Jean •

El sonido de las escobas y el agua cayendo al suelo cubrían todo el lugar. Esa tarde Sasha, Mikasa, Connie, Marco y yo nos encontrábamos limpiando el establo, mientras que a Armin, un idiota y otros reclutas les tocó lavar los uniformes afuera. La mayoría había estado charlando entre sí, pero cuando Shadis pasó a revisar nuestro avance, todos se quedaron en silencio de inmediato.

Después de un par de minutos en que rondó por afuera del establo, regresó sobre sus pasos y se perdió de vista. El ambiente volvió a ser más relajado, con Connie lanzando heno al cabello de Sasha, y ella burlándose de que él debería usarlo para hacerse una peluca.

—¡Eh, idiotas! ¡Ya había barrido eso! —solté caminando hacia ellos.

—¡Sí, Connie! ¡Qué idiota! —dijo Sasha luego de que paró de reír.

Seguíamos limpiando y ordenando las cosas cuando se escuchó un caballo que galopaba afuera. Caminé hasta la entrada del establo para ver quién había llegado y la encontré a ella. Rose bajó del caballo y se acercó corriendo hacia mí, al llegar hasta donde estaba dio un salto y me abrazó por el cuello, lo que hizo que me tambaleara un poco antes de devolverle el abrazo.

—¡Jean! —dijo y se separó de mí lo suficiente para hablar, pero siguiendo con sus manos en mis hombros— ¡Por fin terminé la escuela! Hoy hablé con la gente del hospital, el doctor Shirogane me seguirá ayudando dándome algunas lecciones porque sé que aún me falta mucho por aprender, pero... ¡me darán un empleo de verdad! ¡Van a pagarme y seré una enfermera oficialmente! —dijo subiendo la voz a cada palabra, sin poder contener su alegría.

—¡Rose, eso es grandioso! —exclamé sujetándola de los hombros como hacía ella conmigo. Al instante decidí que esa noticia ameritaba otro abrazo, por lo que volví a rodearla con los brazos y esta vez, sin que ella saltara, la levanté del suelo e hice que diéramos una vuelta. Rose se sujetó de mí por instinto y comenzó a reír.

—¡Lo es! —respondió junto a mi oído, antes de separarse ligeramente cuando terminé de girar— ¡Estoy tan feliz! —me plantó un beso en la mejilla para luego soltarme rápidamente sin dejar de sonreír.

—¡Ey, par de tortolos! Dígannos las noticias también —gritó Connie.

Rose no pareció escuchar el comentario, pero de todas formas se dirigió hacia ellos para contarles, recibiendo felicitaciones y algunas palmadas; mientras que yo me había quedado congelado en mi lugar, sintiendo algo extraño en el pecho y sin poder concentrarme en nada más que en verla.

No me di cuenta de que Marco estaba junto a mí hasta que me dio con el codo en las costillas. Me miraba sonriente, insinuando con la cara algo que no me interesaba averiguar. Volví la vista al resto del grupo y fui hacia ellos, esperando poder incluirme en su conversación.

—Traje la salsa que no habías conseguido —dijo Rose mientras le pasaba una botella a Sasha, quien se relamía los labios.

—¡Gracias! Esto quedará perfecto con el pollo...

—Y Mikasa —continuó Rose— No quiero entrometerme, pero si necesitas remendar tu bufanda, mi mamá tiene el hilo...—Armin, que estaba de pie tras la pelinegra, la miró fijamente y negó con la cabeza.

—Así esta bien —respondió, llevando una mano a la bufanda— Gracias.

—No sé por qué sigues llevando esa cosa, Mikasa —intervino Eren.

Una vez que el trío comenzó a discutir, Rose los dejó seguir con sus asuntos y se giró hacia mí, balanceándose sobre sus pies mientras hablaba.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADAWhere stories live. Discover now