Capítulo 12: Enamorado

1K 141 66
                                    

• Jean •

Desde siempre me había considerado una persona que cuando se proponía hacer algo no se detenía hasta lograrlo. Al menos es lo que pensaba cada día cuando necesitaba seguir luchando por ese puesto entre los diez primeros de la Tropa 104.

Sin embargo, debía admitir que había algunas cosas que se escapaban de mi control, y que por más que intentara no estaba seguro de poder lograr lo que me había propuesto. La prueba de eso vivía en la castaña a la que ahora mismo buscaba con la mirada por las calles del mercado de Dokanes.

Resultó que luego de un par de meses intentando reprimir lo que sentía, sólo conseguí que Rose me gustara cada vez más. Había algo en esa chica que no me dejaba tranquilo cuando intentaba concentrarme en el entrenamiento, que me hacía desear verla tanto que había noches en las que pensaba en ella hasta quedarme dormido.

Debía repetirme constantemente que intentar algo con Rose era una mala idea, que las cosas eran mejor así: fugaces momentos de paz donde el resto del mundo desaparecía y sólo me concentraba en su sonrisa y la manera en que miraba hacia mí, para luego volver a la realidad. Aunque no sabía si podría resistir los cinco meses que faltaban hasta que me fuera... En realidad, no sabía lo que haría cuando tuviera que irme.

Intenté dispersar esos pensamientos de mi mente para comprar todo lo que me había tocado. Ya llevábamos un rato caminando entre los puestos, pero Rose seguía sin aparecer.

De vez en cuando volteaba hacia atrás, nervioso por verla, aunque ese momento parecía no llegar. Pagué por unos tomates en el último puesto del mercado y me di la vuelta para seguir tras mis compañeros.

Reiner y Bertholdt iban a la delantera del grupo, el primero cargando con más sacos de comida que el resto de nosotros. Detrás de mí estaba Eren, quien aceleró el paso hasta llegar a mi lado y me habló despreocupado.

-¡Eh, Jean-bo! -volteé con un gesto de enojo, a lo que levantó las manos y continuó en tono inocente- ¿Estás triste porque Rose te dejó plantado?

-Eren, no empieces -interrumpió Mikasa, quien ya lo había alcanzado.

-Sólo digo que sé que la ves cada que venimos al mercado y quizás te sientas mal, incluso quieras llorar porque ella... -la voz de una chica detrás de nosotros lo distrajo y, luego de voltear a ver de quién provenía, Eren rodó los ojos y finalizó- Olvídalo, ya está aquí.

El castaño se apartó, avanzando más deprisa junto a Mikasa, sabiendo que Rose vendría conmigo. La escuché llamarme por mi nombre, a lo que mi cuerpo reaccionó tensándose ligeramente, para luego detenerme y esperar a que me alcanzara, dejando que los cadetes que seguían a mi espalda me rebasaran.

-Ey, hola. Creí que ya no te vería hoy -saludé, tratando de sonar relajado.

-Tuve que hacer mis compras más temprano, pero resulta que hoy es día de suministros, así que pensé en ir hasta el centro de entrenamiento con ustedes. Casi los pierdo, caminan muy rápido -dijo con una sonrisa, vio mi gesto de duda y prosiguió- Se llevaron el caballo para ir a hacer una consulta, por lo que tengo que ir a pie.

-¿Qué hay de Appa? -pregunté, con duda de por qué no usaba su caballo cuando eso sería mucho más rápido.

-Shhh -soltó, golpeando mi costado con el suyo- ¿Quieres que vaya contigo o no?

Claro que quería eso, más de lo que se imaginaba, pero no se lo iba a decir. Me limité a soltar un sonido entre asentimiento y risa, antes de pasar a hablar de algo que me había estado rondado por la cabeza las últimas semanas.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora