Capítulo 28: Fugitivos

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• Rose •

—Eso estuvo cerca —dijo Connie a mi lado, viendo hacia la cabaña.

La Policía Militar acababa de llegar a inspeccionar el lugar en busca de la Legión, y más importante, de Historia y Eren. El comandante Erwin había logrado enviar una advertencia; sin embargo aún no había ningún plan para proteger a esos dos.

Pude haberme ido mucho antes si alguien no se hubiera despertado tan tarde, pero eso ya no importaba. Ahora mismo estaba atrapada en medio de esta situación, y lo que menos quería era ser otro problema con el que tuvieran que lidiar. Sólo esperaría a que decidieran qué hacer y buscaría la mejor manera de partir sin revelar su posición.

Tras unos momentos de discusión, el capitán Levi alzó la voz por sobre las del resto.

—Iremos a Trost.

—¿Por qué ir al lugar donde mataron al pastor Nick? —cuestionó Moblit.

—Porque no esperarían que fuéramos allá. Además, en la ciudad podremos usar esto —dijo Levi mostrando su equipo de maniobras. Ladeó la cabeza hacia mí y quise poder desaparecer en ese instante— Alguien tendrá que desviarse para llevar a Rose a Dokanes.

—¿¡Qué!? ¡No! Si los están buscando a ustedes, dejar que uno ande por ahí solo de noche sería una estupidez —repliqué— Yo puedo ir sin que me acompañen, a mí no me buscan después de todo.

—Bien, mocosa.

Vi a Jean dirigirle una mirada molesta al pelinegro, probablemente porque él quería ir conmigo para asegurarse de que estuviera bien.

—De hecho... —intervino Hange— me acabas de dar una idea con eso. Lo que estoy por pedirte es un favor al que puedes negarte, pero ya que la Policía Militar no te quiere a ti y no aparentas tener relación alguna con la Legión, tú podrías ayudarnos como mensajera en esta situación.

—¡Claro que no! Ella... —protestó Jean, hasta que lo interrumpí.

—Lo haré —declaré con firmeza para luego voltear hacia él y hablar con más suavidad— Si me necesitan, los ayudaré.

Sus ojos delataban lo preocupado que estaba, pero no dijo nada más.

—Bien, ¡andando! —dijo Levi antes de comenzar a organizar a la gente.

Avanzamos hacia el sur lo más discretamente posible, llegando a las tierras cercanas al Distrito Trost después del amanecer. El plan que habían hecho en el camino requería que las Tropas de Guarnición no estuvieran patrullando, cosa que era casi segura pues la mayoría se marcharon de ahí con todo el desorden que había desde que rompieron esa muralla.

Nifa y yo fuimos hasta el distrito para que ella hiciera una inspección rápida por la ciudad y yo revisara directamente el cuartel general, el lugar donde se ubicaba Erwin. Mientras tanto, el resto de los soldados se mantuvieron ocultos en el bosque, atentos a cualquier actividad sospechosa.

Antes de dividirnos había cambiado de caballo con alguien más, porque Appa ya estaba muy cansado de andar toda la noche al no tener tanta resistencia como los caballos del ejército. Claro que yo me sentía igual, también ansiaba volver a casa y dormir, pero no podía rendirme ahora.

—La entrada de Trost y las calles están libres, podemos llevar a cabo el plan —declaró la pelirroja una vez que regresamos con los demás.

—Sin embargo, la Policía Militar sigue vigilando los alrededores del cuartel —agregué.

—Definitivamente se traen algo entre manos —dijo Levi— Parece que podría ser justo lo que esperamos.

—Entonces es hora de preparar a los dobles —Hange entornó los ojos y ladeo la cabeza, examinando a los soldados— Lo siento, Armin. Tú eres el indicado para hacer de Historia.

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora