2. Extraviados

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~2~

No podía negarlo. El primer día de clase había sido todo un desafío. Y tener a Draco entre sus alumnos era de lo más inesperado. Habían pasado cinco años desde que lo había visto por última vez en Hogwarts. Después las noticias que había tenido de él y su familia habían sido por El Profeta. Su padre había sido condenado a Azkaban, al igual que Draco. Narcissa había sido liberada, y consecuentemente, desaparecido del mapa.

Jamás se había enterado que Draco había tenido su pena revaluada hasta esa mañana, cuando lo volvió a ver. Quizá alguien había recorrido por él, o por buen comportamiento, pero Hermione no estaba segura de eso. Draco nunca había sido una persona con buen comportamiento. Aunque hoy se había mostrado muy diferente al Draco que ella conocía.

Hermione llegó al Gran Comedor y se encontró con que estaban todos reunidos. Las casas estaban mezcladas, habían colores por todos lados. Y desfiló entre las cuatro mesas hasta llegar a la de los profesores.

Había ruidos por todas partes, voces y alboroto, pero nada le hacía sentir mejor. Ocupó su lugar en la mesa y comenzó a disfrutar del banquete. No podía decir que se quejaba de esto. En su casa solía comer algo rápido, pero estas comidas de Hogwarts eran el sueño de cualquiera. Seguían tan exquisitas como hace cinco años atrás.

Miró a todas las mesas con emoción. Eran tantos este año. Estaba feliz de poder ser parte de esto. Años atrás había sido su primera vez, hoy era la de alguien más. Los de primero estaban emocionado, se veía reflejado en sus caras. Contempló el lugar hasta que algo llamó su atención.

Draco estaba en la punta de una de las mesas, y a su alrededor había espacios vacíos. Nadie parecía querer acercarse mucho al mortifago. Y los pocos que estaban cerca le dedicaban miradas de lo más oscuras. Pero el rubio no los observaba, se limitaba a seguir comiendo. Era tan diferente a como había sido antes. Draco solía ser el centro de las atenciones y todos se esmeraban para estar a su lado, ahora nadie parecía quererlo cerca. Hermione negó con la cabeza; eso no era nada bueno. Lo estaban excluyendo de todos lados. En su clase, probablemente en las otras, y en el comedor. Eso no traería nada positivo.

Una profesora llamó su atención, preguntando sobre cómo había sido su clase, y la bruja se emocionó contándole los detalles. Ahora tendría otro turno, con Ravenclaw y Hufflepuff. Serían dos veces a la semana con cada grupo, pero lo suficiente para mantenerla atareada.

Cuando levantó el rostro, unos minutos después, el rubio no estaba más en su lugar. Lo busco por todo el ambiente, pero no lo encontré. Se había ido.

***

El resto de los días fueron entretenidos con sus clases y las tareas que tenía que corregir. Y aún le quedaba tiempo para pasear por Hogwarts, visitar Hagrid, y leer libros. Cómo profesora tenía acceso a otros libros que de alumna no había tenido. Eso le dejaba en varias otras opciones para explorar.

La clase del jueves estaba por llegar, y Hermione se despertó nerviosa por ver de nuevo a Draco. Temía las reacciones de sus alumnos, no quería que se fuera de control como la clase pasada. Pero aun así había otra cosa que le preocupaba: que el rubio recordará viejos tiempos y le llamara sangre sucia en plena clase. Sabía que no toleraría eso, pero no quería pasar un mal momento.

Entró en el aula un poco tensa. Dio una rápida mirada a sus alumnos, tratando de identificarlos a todos. Aún era pronto para recordar sus nombres, pero podía recordar a Karla, Camille, Connor, Ben, y alguno que otro, pero por supuesto: Draco Malfoy.

Estaban todos allí, reunidos esperando por ella. Los subgrupos ya formados. En el último año de los estudiantes era de esperar que cada uno ya formara parte de un grupo en particular. Y el rubio, que algún día había sido el príncipe de Slytherin, estaba en un rincón al fondo, completamente solo.

— Buenos días, alumnos — saludó Hermione, y muchas voces le respondieron el saludo. — Esta es nuestra segunda clase y como tal tenemos muchas cosas para hacer.

Hermione se volteó para su escritorio, sacó sus cosas y las acomodó sobre la mesa.

— Saquen sus libros por favor, vamos a la página 69. Necesito que lean el capitulo para que podamos debatir sobre ello — explicó, volteándose a sus alumnos. — Son pocas páginas, no se quejen — espetó cuando escucho algunas reclamaciones.

Mientras sus alumnos leían se paseó por los lugares. Cerciorándose de que todos estuvieran leyendo. Y parecían concentrados, excepto por Malfoy, que dibujaba en su pergamino. Sobre su mesa no se veía ningún libro.

— ¿Dónde está tu libro, Malfoy? — preguntó Hermione, comenzando a enojarse. Si él pensaba que iba a pasar su materia sin esfuerzo, estaba muy equivocado.

— Si, Malfoy... — interrumpió un alumno desde detrás de Hermione. — ¿Dónde está tu libro? — Cuestionó con cierta ironía en la voz.

Hermione giró para ver de quién se trataba. Y era Connor, que junto con otros de Slytherin se reían.

— Silencio — espetó la bruja al grupito de alumnos. Se volteó y clavó los ojos en el rubio. — ¿Malfoy? — Preguntó, esperando una respuesta. El muchacho apretó la mandíbula y negó con la cabeza. Lo más curioso es que no la miraba, sino a su pergamino. Por lo menos había dejado de dibujar. 

— ¿Malfoy? — Volvió a preguntar. Estaba por interrogarlo de nuevo cuando escucho su voz.

— Se extravió. — dijo.

Fue extraño. No podía decir que no conocía la voz de Draco. Lo hacía. Muchas veces lo había oído hablar durante todos sus años de clase. Pero su tono era diferente. Su voz era más ronca y áspera. Parecía la voz de Draco, pero al mismo tiempo no.

— ¿Cómo se extravió? — Cuestionó Hermione, tratando de ser paciente. Podía decir que estaba pasando algo, pero no estaba segura de qué.

El chico seguía apretando la mandíbula, y podía ver sus músculos tensos. Sus hombros puntiagudos estaban apretados. Pero no dijo nada. Sus labios estaban apretados en una fuerte línea.

— Malfoy, mírame, por favor — pidió Hermione, y su tono sonó fuerte hasta para ella. Sabía que algo más estaba pasando. Y creía saber qué, pero no podía basar sus comentarios en un sexto sentido. No como docente.

El rubio levantó la mirada, sus ojos plateados buscaron los de ella. Seguía mortalmente blanco, y con la parte baja de sus ojos muy marcada. Tenía la mandíbula apretada, se notaba en sus duras líneas.

— ¿Cómo se extravió? — Volvió a preguntar Hermione, con cautela.

Draco desvió su mirada hacia alguien que estaba detrás de Hermione, y ella casi podía adivinar de quién se trataba. Pero dependía de él. Ella no podía hacer nada si él no decía.

— Se extravió — repitió Draco y bajo la mirada. Estaba claro. No quería seguir en el tema, y estaba odiando todos esos ojos puestos en él. De repente, Hermione sintió empatia por él. Era evidente que no estaba pasando para nada bien.

— Bien. Pero que no vuelva a suceder. Por ahora puedes usar uno de aquí — Hermione extrajo su varita y con un accione invocó un libro, que depositó sobre la mesa de Draco.

El rubio no dijo nada, siquiera le miró. Simplemente abrió el libro y centró su atención en este.

Hermione fue al centro del aula y espero a que terminaran de leer el capítulo para comenzar el debate. Draco no participó siquiera una vez, pero ella estaba segura que él sabía todas las respuestas. 


****

Uno más! Creo que les gusto esta historia! Iré subiendo capítulos a medida que pueda, pero no tendré días específicos, al menos por ahora que la historia principales en la que estoy trabajando es Draco Malfoy: efecto Azkaban. 

No puedo evitar escribir otras cosas, pero no puedo comprometerme con nada por ahora, sino dejare de avanzar en la otra, espero que lo entiendan. 


Y por favor, que es ese bullying con nuestro Draco? Alguien más les caer verdaderamente mal esos alumnos? 

Editado: 16/08

Prisionero  #6390 {Dramione} TERMINADAWhere stories live. Discover now