18. Lucius y Narcissa

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~18~

Lucius y Narcissa


Hermione se despertó y lo primero que vio fue el libro que estaba leyendo cerrado sobre la mesa. En algún momento se había quedado dormida, sobre Draco, sintiendo su pecho subir y bajar a un ritmo cadente. Pero ahora él no estaba mas bajo ella. Eso hizo que la bruja se impulsará de golpe, y se sentará en el sofá para mirar a su alrededor.

La puerta principal seguía cerrada, tal como la habían dejado, pero de está vez Draco estaba sentado al lado de la ventana que daba a los patios de Hogwarts. Su mirada parecía perdida, con la luz del amanecer dándole un tinte especial a su rostro blanquecino y su cabello rubio.

La bruja se puso en pie y se ajustó la remera que llevaba, y caminó los pasos que la separaban de él. Se sentó a su lado, sobre el umbral de la ventana y llevó una mano a su rostro, dejando una suave caricia en su mejilla. Él pareció salir de sus pensamientos, y volteo el rostro para mirarla.

— ¿Está todo bien? — preguntó la bruja.

Él asintió en silencio y volvió a centrar su atención en el paisaje que se abría ante ellos. 

— Me gusta mirar el amanecer, o el crepúsculo. En Azkaban no se ve nada de esto, nunca. — reveló, con su mirada perdida en el horizonte. Hermione miró tratando de divisar lo mismo que él. Se dio cuenta que estaba tan habituada a mirar la salida del sol o cuando el sol se ocultaba en las tardes, siempre apurada para ir a dar sus clases o demasiado cansada para terminar el día, que, por lo general, no miraba realmente la belleza natural que tenía lugar ante sus ojos.

— Es hermoso. — devolvió en un susurro, ahora ella misma encantada con la vista que tenía ante sí. El sol iba rodeando todo, filtrándose entre los árboles, derritiendo la nieve y haciéndola brillar aún más.

— Cuando nos fueron a buscar a la mansión, ya sabíamos lo que se venía. Sabíamos que no adelantaba huir, nos encontrarían y sería peor. Lucius quería desaparecer, pero mamá lo convenció de quedarse, por el bien de todos. Y él de mala gana aceptó. — comenzó a contar de repente, y a Hermione no se le pasó por alto como había llamado a su padre por su nombre, pero no a Narcissa. — Saber lo que estaba por suceder no lo hizo más llevadero. Es casi como saber que tienes pocos días para morir, es reconfortante en parte saber la verdad... — su rostro se había arrugado, pensativo, — pero no hace que la espera sea un mejor camino. Sabes que al final vas a morir y no hay tiempo suficiente para hacer todo lo que ya no hiciste. — continuó, mirándola por unos segundos, para luego volver a centrar su atención en el amanecer. — los aurores llegaron a las ocho, y me encontraron en frente a un ventanal, contemplando, por lo que sabía, por última vez el amanecer.

— No fue la última vez — corrigió Hermione, con voz ronca, sin saber si debía interrumpirlo o apuntar lo obvio.

—En ese momento estaba seguro que lo sería — él se había volteado para contemplarla. — muchas cosas no sabía en ese momento.

— ¿Qué pasó con tus padres? Nunca supe que sucedió en el juzgado. Fue a puertas cerradas y se difundió muy poco. Sé que Harry testificó por tu madre y por ti, pero...

— Mamá se salvó. Al menos de azkaban. — Una sombra gris pasó en su mirada, pero no se quedó lo suficiente. — Gracias a tu amigo, obtuvo la libertad. Ayudo que no tuviera ninguna marca. Lucius declaro... declaro que la había obligado, que la había incentivado y eso alivió su carga también. Hizo servicio comunitario por dos años y después se fue del país. Vivió en una ciudad de Rusia por un año.

Dejo de hablar de golpe, interrumpiendo su narración de un momento a otro. Hermione pudo ver como se le había formado un nudo en la garganta y no parecía capaz de superarlo. Extendió una mano y tocó el vidrio que los separaba del exterior, como si en realidad pudiera tocar algo más.

Prisionero  #6390 {Dramione} TERMINADAWhere stories live. Discover now