22. El precio del mañana

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El precio del mañana


Hermione caminaba detrás de Minerva, tratando de seguirle el paso a la bruja a la vez que trataba de convencerla a detenerse, tarea difícil, ya que estaban rodeadas por alumnos de primero que hablaban eufóricamente y corrían de un lado a otro como si sus vidas dependieran de eso.

— Realmente necesito... — la bruja menor comenzó, pero se interrumpió cuando un alumno de Ravenclaw pasó a su lado como alma que lleva el diablo, sin inmutarse en que casi se había llevado puesto a una profesora. — ...hablar.

— Como verá, no es un buen momento — devolvió Minerva, con altivez, mientras esquivaba a los niños eufóricos. — ha explotado algo en la clase de pociones y debo corroborar que todos estén bien. Además, debo asegurarme que no vuelva a suceder — explicó la mujer que caminaba con entusiasmo y hablaba sin detenerse mientras Hermione se detenía a cada dos pasos y las palabras morían en su boca a cada nueva intromisión.

— Esto también se trata de un alumno en particular... — la mirada de Hermione se perdió en un estudiante que pasó a su lado corriendo, con lo que estaba casi segura, era una planta de herbología. — y es de vital importancia que usted...

— ¡Señorita, Granger! — Minerva se volteó de golpe, y Hermione se detuvo casi encima de la directora. — Profesora, Granger, — Minerva se corrigió, alzando las manos — Como veo que no dejara de seguirme por todo el colegio, como viene haciendo ya a unos quince minutos, le pido que me espere en mí escritorio. En cuanto resuelva este lío, me reuniré con usted y discutiremos lo que sea que le tiene tan preocupada.

Hermione relajo los hombros y soltó el aire que había estado conteniendo. A decir verdad llevaba cerca de media hora detrás de Minerva, y más de media hora para localizar a la mujer en el colegio. Estaba satisfecha de al fin haber logrado su cometido. Al menos la primera etapa, ya que estaba bastante segura que convencerla de su punto de vista seria lo mas difícil.

— Perfecto. La espera allá — devolvió, y con una sonrisa triunfante se dio la vuelta, bastante satisfecha también de alejarse de ese lío de estudiantes. Si bien amaba su carrera, los prefería sentados en su salón y prestando atención a su clase, en lugar de corriendo todos dispersos por los pasillos.

Cuarenta y tres minutos después, Minerva atravesó las puertas del escritorio y se dejó caer con elegancia en la silla detrás de su mesa. Dejó su varita sobre esta y le dedicó a Hermione una sonrisa cansada pero satisfecha.

— Al final la bomba solo había sido un error de ingredientes, como era de esperar. Nadie ha salido herido, pero sí ha habido un gran escándalo. Los de primero son muy susceptibles aún al mundo mágico... — la bruja mayor negó con la cabeza para luego reclinarse en el respaldo de la silla. — De todos modos, señorita Granger, vayamos al punto, ¿Qué la llevaba a perseguirme por todo el colegio?

Hermione respiró hondo. Había tenido varios minutos para prepararse, para buscar las palabras adecuadas y el modo adecuado de abordar el tema. Pero lo cierto era que no había una forma fácil o correcta de hacerlo.

— Quiero hablar sobre Draco... — soltó, sin filtros. No había necesidad de tenerlos cuando dijera lo que fuera quedaría bastante claro que se refería a él.

— Señorita Granger, ya hablamos sobre esto y... — comenzó, pero Hermione se armó de valor y se puso en pie, lo que de por sí llamó la atención de la directora y la hizo enmudecer.

— En realidad, no. No lo hicimos, solo usted lo hizo, y como deje bastante claro en su momento, y lo vuelvo a hacer ahora, no estoy de acuerdo en cómo se están manejando las cosas.

Prisionero  #6390 {Dramione} TERMINADAWhere stories live. Discover now