Prisionero #6390 {Dramione} TERMINADA

32. La fabula de los tres hermanos

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La fabula de los tres hermanos

Hermione salió de la última reunión del día tan exhausta como motivada. Los planes de acción eran interesantes y la posibilidad de trabajar en forma conjunta con otras disciplinas la emocionaba. Esas posibilidades no habían estado en su tiempo, cuando cada materia era tan cerrada a sus proprios planes y proyectos. Ahora, los alumnos tenían la oportunidad de mezclar disciplinas y entrelazar conocimientos. Incluido mezclarse entre ellos, como el baile que se iba a llevar a cabo la semana que viene y que los distintos grupos, formados por dos integrantes de cada casa, tenían la posibilidad de defender. Los planes para ese evento venían en marcha a paso rápido, pero tal como se veía en el ambiente, todos parecían emocionados sobre eso, por lo que estaba claro que sería divertido y alentador.

Mientras caminaba por el pasillo, se dio cuenta que en realidad no había visto a Draco mencionar nada sobre eso, y se percato con increíble  tardanza que en realidad él no estaría para el evento. El oscuro pensamiento la hizo detenerse de golpe en medio de su andar. Sería justo en la fecha en que el estaría en Azkaban. Tan metida en los arreglos del evento, al mismo tiempo en que estaba terriblemente consciente que él tenía que regresar a ese lugar, nunca había parado para pensar la coincidencia de que el evento sería cuando él no iba a estar. No parecía justo que lo sacaran en la fecha del evento, siendo que este era importante para la integración y la especialización con los compañeros, algo que alegaban que él necesitaba hacer. 

Hermione suspiró en su lugar y retomó su andar cuando se dio cuenta que un grupo de alumnos de Ravenclaw la miraba expectante. 

Los cuarenta y cinco días de Draco en el colegio se habían terminado, ahora le tocaba pasar los diez días en Azkaban. La sola idea le removió el estómago. Le parecía una sentencia cruel, pero sabía que Neville estaba haciendo todo lo posible para que el acuerdo fuera el mejor. Y si eso era lo que había obtenido, era porque las posibilidades eran peores. 

Hermione entró en el Gran Comedor, donde el bullicio de los alumnos se oía con fuerza desde afuera. Se encaminó a su lugar y buscó con la mirada a Draco, pero no lo encontró por ninguna parte. Luego del incidente en la habitación había cumplido con asiduidad el pedido de Minerva y siempre aparecía en el Gran Comedor a la hora del almuerzo o en la cena,  se sentaba en su mesa y permanecía por el tiempo suficiente para que su presencia fuera notada. Una vez que cumplía con su propósito, se marchaba. Nunca estaba más que media hora. Había sido esperanzador al principio, cuando pensó que podría estar por más tiempo y significar un cambio, pero con el correr de los días se dio cuenta de que no llevaría a ningún lugar. Los compañeros aún no lo aceptaban, atados a lo que sus padres decían y lo que creían correcto con alguien que ya había pagado por sus crímenes; pero Draco no pretendía hacer amistades. No se abría a nadie. Siquiera a ella.

Hermione estuvo casi una hora en el Gran Comedor. Discutió algunos asuntos con otros de los profesores y se mantuvo firme en su lugar. Era perfectamente consciente de la mirada de la directora sobre ella, como si la estuviera evaluando, buscando respuestas a suposiciones. Sabía que estaba bajo el radar de la directora, por lo que su comportamiento había intentado ser más discreto y ejemplar que nunca. Sumamente cuidada en los detalles y atenta a no tener deslices. 

Cuando varios de los alumnos se marcharon a sus respectivas habitaciones, ella misma se despidió y salió por donde había entrado, dejando que sus pasos la condujeron en un lento ascenso hacía la habitación de Draco.

Cuando se estaba acercando a la puerta se percató de que no había nadie cerca, y solo entonces entró. Draco solía dejar la puerta abierta para ella por las noches. Desde que él se había mudado, habían cambiado su habitación por la de él. Si bien el cuarto que Draco ocupaba era bien menos cómodo que el de ella, por algún motivo él se sentía bien ahí, y Hermione no quiso forzarlo.