24. Culpa

892 99 24
                                    

~24~

Culpa


— Pica eso más rápido, Malfoy. Lo necesitamos para hoy — gruñó alguno de los cocineros, y Draco aterrizó de nuevo en la realidad, volviendo a centrarse por completo en su tarea del día. La cocina.

Si tenía que elegir, era la que más le gustaba. Una vez por semana se dedicaba a cumplir órdenes dentro de la cocina, que podían variar entre secar platos, picar verduras o revolver las ollas. No tenía una favorita, pero ninguna le molestaba. Preferiría mil veces estar en este lugar que en los baños, que eran sucios y malolientes, a pesar de increíblemente blancos, o incluso que la lavandería. Se había quemado tres veces con la secadora, y había metido muchas veces mal el jabón y el enjuague, hasta que al tercer golpe que le dieron por no hacer bien el único trabajo que tenía que hacer, lo llevó a prestar mucho más atención a lo que estaba haciendo.

Tres veces por semana salía de su celda por cinco horas para cumplir las tareas impuestas, que correspondían a cada una de esas. Hace cuatro días había ido a lavar los baños, hoy estaba en la cocina, y en dos días estaría lavando la ropa. No estaba tan mal. Era mucho mejor eso que estar encerrado continuamente con Lucius en la celda.

El mago mayor también había hecho su parte en los primeros meses en que estuvo preso, pero luego de armar tanto desorden y caos, lo sentenciaron a la Oscuridad. Una celda solitaria y completamente oscura donde su padre pasó diez días. Cuando salió ya no era el mismo. Siguió haciendo caos y desorden en las tareas asignadas, lo que le valió dos semanas más en la misma celda. Fue así por varias veces, hasta que los guardias se rindieron con él y no lo llevaron más a hacer las tareas, alegando que era más lo que molestaba de lo que ayudaba. La celda compartida con Draco pasó a ser el único lugar que su padre estaba, lo que solo había acentuado su locura. Pero es que Lucius Malfoy nunca seguiría órdenes de nadie, no lo tenía en la sangre y en el sistema. Mientras que Draco siempre había hecho lo que le dijeron que hiciera. Al poco tiempo se dio cuenta que agachar la cabeza y callar sus quejas era lo mejor que podía hacer si no quería terminar golpeado en una esquina.

Fue eso que Neville resalto cuando lo reclutó para ser parte del programa Nueva Oportunidad.

— Tienes un muy buen comportamiento, Draco — había resaltado el mago. — Realizas tus tareas semanalmente y no entras en peleas o alboroto. Eres joven, por lo que eres perfecto para el programa.

Draco había entrecerrado los ojos y se había burlado del auror, para nada dispuesto a creerle. Estaba casi seguro de que le estaba haciendo una broma para después reírse de su ilusión de que un día dejaría Azkaban. Pero luego de las unas palabras más del mago quedó bastante claro que no era una broma de mal gusto, sino una opción real.

— ¿Voy a poder salir? — había preguntado, la incredulidad palpable en su tono. Pero solo había una pregunta en su mente cuando el mago aludido asintió con la cabeza con una alegría silenciosa y totalmente desconocida para Draco. — ¿y mí padre?

La sonrisa de Neville se había borrado en seguida, siendo sustituida por una mueca de disgusto.

— Él no puede entrar al programa. — declaro, cabizbajo, sabiendo que eso lo afectaría. — No tiene los méritos para eso y además... Lucius está... enfermo, Draco. Está loco. Bastaría que el Ministerio intercambie dos palabras con él para que se den cuenta, y no irá a ningún lugar. — comentó, su tono bajo, como disculpándose por algo que no era su culpa — Lo siento.

— No puedo ir — esa había sido la respuesta de Draco la primera vez que el auror vino con la propuesta. Un no rotundo y sin posibilidades de cambios — No puedo dejarlo.

Prisionero  #6390 {Dramione} TERMINADAWhere stories live. Discover now