25. La apuesta

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~25~

La apuesta


Lo primero que Draco vio cuando abrió los ojos fue el rostro amistoso y preocupado de Neville, que estaba sentado en la silla, a unos pasos de la cama. El mago trató de hablar, pero su boca se sentía entumecida. Miró a su alrededor para darse cuenta que seguía en el ala médica, y que tenía las manos separadas. El auror había deshabilitado las esposas.

- ¿Cuánto tiempo hace que estoy acá? - preguntó forzando su voz a salir, sin recordar muy bien que había pasado después que la sanadora le diera la poción.

- Algunas horas, no te preocupes. - devolvió el auror, que lo estaba mirando. - Vine a hacer el recorrido diario cuando me notificaron del incidente. ¿Está todo bien? - preguntó con ese tono dudoso que solía usar cuando creía que era algo causado por Lucius.

El rubio hizo ademán de pasarse una mano por su cabello, pero había un extraño caño en su brazo, lo miró sorprendido e intrigado. No recordaba eso.

- Te pusieron una poción para hidratarte. Según la sanadora estabas deshidratado. - explicó el mago de Gryffindor. - No pude evitar notar eso - Apuntó con la cabeza y Draco miró a donde el mago indicaba, con su capa oscura, su semblante serio y preocupado. - ¿Fue Lucius, verdad?

Draco miró a lo que se refería y percibió que al ponerle ese extraño aparatejo en el brazo habían dejado al descubierto la herida más reciente, dónde aún se veía la carne magullada y el tajo que se había realizando para hacer el falso hechizo de sangre. Intentó cubrirse, sin muchos resultados.

- No. - declaró, petulante y rápido, sabiendo, mismo sin ver, que Neville tenía la mirada clavada en él y que no le creía.

- Draco... -comenzó el otro, su tono urgente.

- No fue él - afirmó de nuevo, haciendo énfasis en cada palabra, levantando la mirada para centrar sus ojos grises en el auror. - ¿Ya me puedo ir? - interrogó, ansioso por salir de esa habitación lúgubre.

- Si. - respondió el aludido poniéndose en pie. - En diez días podrás regresar al colegio - explicó, volviendo a su tono profesional. - el Ministerio quiere asegurarse que sigues siendo un preso ejemplar, así que no la cagues. Tendrás que hacer un turno extra por el incidente. - afirmó, acomodándose la capa sobre los hombros.

- Está bien - respondió Draco. Eso le valió una mirada intrigante de Neville, que no logró descifrar muy bien.

- Vendré a buscarte en diez días - repitió y se dispuso a marcharse, pero antes de hacerlo, se volteó un poco, sin mirarlo realmente - Draco... puedes decirme lo que sea, solo quiero ayudarte.

El Slytherin asintió, con los labios apretados en una fina línea. Neville no se marchó en seguida, esperó unos segundos, como si tuviera la esperanza de que el rubio le dijera algo, pero como ninguna palabra salió del mago, abandonó el lugar.

Draco se desplomó en la camilla, sintiendo todas sus terminaciones nerviosas crispadas. Trato de relajarse, de dejar de sentir ese miedo irracional que le invadía cada tanto de que se llevarán a Lucius a algún lado, o de que le condenarán al beso del dementor dado su demencia. No sería el primer caso.

No podía hacerle eso a su padre, no podía abandonarlo ahora. Cerró los ojos, sintiéndose aplastado por las emociones. Por un lado estaba lo que sentía con Granger, lo vivo que se sentía con ella, de un modo que hace muchos años, antes incluso de la guerra, no se sentía; y por el otro, la negación a querer abandonar a Lucius. Incluso atreverse a imaginar una vida fuera de Azkaban se le antojaba como una traición, como un abandono.

Prisionero  #6390 {Dramione} TERMINADAWhere stories live. Discover now