01. Bruja Blanca

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Advierto que este libro tiene una temática nueva, es un entorno nuevo pero interesante. Al menos para mí. Tengan paciencia con los primeros capítulos. Presten atención. Su historia es importante después todos. Disfruten~

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Nueva Orleans, 1750

La mañana era fría, como siempre suele ser, soplo mis manos para entrar en calor mientras mis ojos no se separaban del profundo, oscuro, silencioso y poblado bosque.

—Mamá...—Susurro, esperanzada de que viniera ante mi llamado.

—Hija mía. Ven, hace frío, acércate a la chimenea—Las manos llenas de callos de mi padre me toman del hombro y me arrastran dentro de la casa.

Forcejeo—Quiero esperar a mamá—Lo miro con esperanza de que me deje quedar afuera solo un poco más.

El sonrió y se agachó a mi altura para acomodar mi cabello detrás de mí oreja—Algún día, cuando seas mayor, podrás ir con tu madre al bosque, pero por ahora, debes esperarla ¿De acuerdo, pequeña?

Hice puchero—Pero ya estoy grande.

Rió y besó mi frente—Sí, pero aún así te falta crecer más—Se levantó y me tomó en brazos—¿Quieres jugar con las cenizas de la chimenea?

Asentí. Extendí mis manos hacia ella para que mi padre me llevara hasta ahí. De nuevo me dejó en el suelo para después proseguir a cerrar la puerta y ventanas de la casa.

Tomé el palo para acomodar la leña y empecé a dibujar con las cenizas que dejaba esta.

Me gustaba ver como las llamas danzaban en sincronía, cómo se extinguían y revivían de a momentos.

Hermoso.

No sé cuánto tiempo pasó, me había metido en mi cabeza y en las danzas de las llamas. Pero regresé a la realidad al escuchar una voz.

Su voz.

—Ya llegué—Mis oídos captaron el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose.

Giré hacia allí viendo como una larga cabellera ondulada hasta sus muslos estaba recogido en una vaga coleta. Escondiendo su silueta y su camisón.

—¡Mamá!—Grité contenta para después correr tras ella.

Ella sonríe con amor al verme—Mi pequeña, ¿Me extrañaste?—Me abrazó con fuerza mientras me besaba la frente.

—Sí, quería ir contigo—La miré algo triste—¿Cuándo puedo ir?

—Pronto, hija mía, pronto. Por ahora, sé una buena niña y tráeme agua ¿Sí?

Asentí y fuí a la cocina. Mi papá pasó a mi lado acariciando mi cabeza y luego yendo a abrazar a mi mamá.

Estaba preocupado.

—Al fin llegas—Dijo aliviado mientras juntaba su frente con la de ella.

—Al fin llegué a casa, amor mío.

Un poder superiorWhere stories live. Discover now