39. Su prioridad.

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Narra Alastor

Cuidar de mí.

Nadie nunca había cuidado de mí a ecepción de mi madre. Y ella está muerta.

Nunca nadie se había ofrecido a cuidarme, y ella...lo hizo.

Tal vez lo ha estado haciendo desde que la invoque hace unos meses. En un inicio ella lo hacía porque si yo moría...ella no podría completar su venganza aquí en la tierra. Pero ahora...lo hace porque quiere hacerlo.

No necesito que me cuide. Puedo hacerlo solo. Siempre me he cuidado solo.

Pero el sentir que le preocupo lo suficientemente a alguien como para mirarme así como ella lo hace, me hace entrar en un mar de confusión. A explorar un lado de mi cerebro que no había tocado.

Sus ojos brillante y expectantes me mantenían hechizado cada día. Parece como si fuera fundirme el oro frente a mí, en esas cuencas peligrosas...infinitas.

Hermosas.

Su tacto helado acomoda mi cabello. Me peina. Me siento mimado ahora.

Le extiendo mi mano—Sé cuidarme solo, cariño.

Su sonrisa amable me tranquiliza—Lo sé.

Lo sabe.

Claro que lo sabe.

—Pero eres mi amigo—Ladea su cabeza—Me gusta cuidar de mis amigos.

Amigos. Compañeros. Negociantes. Brujos.

Sí. Eso somos.

Su mano toca la mía. La punta de sus dedos se deslizan con lentitud sobre mi palma. Ella es tan fría.

—En verdad...me preocupas, Al.—Enreda sus dedos con los míos—Y-yo...—Abre su boca. No sabe que decir—Me agrada tu compañía.

Sonrío—Tambien me agrada tu compañía, _______.

Sus ojos se despegan de nuestras manos unidas. La veo tragar grueso y sonrojarse con violencia. Era lindo de ver. Toda su piel era tan pálida a ecepción de sus mejillas y nariz, las cuales cada vez más eran cubiertas por ese sonrojo.

Me derrito en el oro fundido de sus ojos.

Me siento extraño, animado, alegre, algo dentro de mí palpita eufórico, y un impulso incontrolable me domina.

Trago grueso.

¿Que son estos impulsos?

La puerta de la entrada de la estación suenan, doy un ligero brinco al salir del trance y me apresuro a abrir la puerta.

_________ se transforma nuevamente en su forma humana con la velocidad de la luz. Me sonríe nerviosa.

Nuestro invitado no invitado pasa a la estación como bala y nos mira con ojos bien abiertos. Es un fantasma.

Oh eso parece.

—Buenas tardes mi señor. Es bueno verle—Saludo al padre de Mimzy el cual parece 10 años más viejo. Sus canas han aumentado al igual que sus ojeras.

Un poder superiorWhere stories live. Discover now