08. Poder.

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Unos años transcurridos con total normalidad y cotidianidad. Estos 3 años sin duda fueron difíciles para mí. Esconder mis hechizos y tener que aparentar ser la esposa perfecta de un adinerado, era dos cosas difíciles de manejar.

Las damas de compañía de la mansión nunca me dejaban sola. Insistían en estar conmigo y cuidarme como si fuera una niña. Con un poco de esfuerzo pude convencerlas de que me gustaba la soledad.

La mansión, los terrenos, la administración del negocio familiar de mi marido, mi relación con las personas de la alta sociedad, junto con mi matrimonio, parecían ir del sueño. Mamá estaba orgullosa de mis éxitos. Y mi padre parecía estarlo también.

Incluso parecía volver a ser el hombre cariñoso que de niña.

Respecto a mi magia. Apenas puedo hacer pequeños hechizos. No tengo los materiales que desearía, tampoco puedo irlos a comprar por mí cuenta al mercado, o espacio donde hacerlos. Me sentía tan frustrada. Solo podía hacer pequeñas cosas en el baño, con algunas plantas que recolectaban del jardín o la cocina.

Tan complicado.

Desearía...tener mi casa en el bosque. Lejos. Sin nadie quién me vigile o moleste. Lo deseo tanto.

A pesar de todas esas cosas. Hoy me encontraba en la biblioteca. Escribiendo un libro con varios hechizos que pude inventar, nuevos, poderosos. Era mi parte favorita. La investigación. El ver y combinar las diferentes magias para combinar una poderosa.

Era tan fascinante.

Escribo el último hechizo que inventé últimamente para no olvidarlo, y con cuidado abro el compartimiento secreto bajo el piso que hice hace ya unos meses. Así nadie descubrirá...mi secreto.

Salgo de la biblioteca con cuidado sosteniendo la vela en mano, camino por los oscuros pasillos, amplios, con cuadros de familiares, decoraciones de animales muertos, flores, pinturas caras.

Escucho unos pasos cerca, apurados. ¿Sirvientes a estas horas de la madrugada por los pasillos?

Apago la vela—єг๓íՇє๓є שєг รเภ รєг שเรՇค—Murmuro mientras concentro toda mi energía y aguanto la respiración.

No respires. No respires.

Puedo ver dos cuerpos caminar por el pasillos, tomados de la mano. Sonríendo el uno contra el otro. Pasan a mi lado con una vela casi por apagarse, reconozco el vestido que trae la mujer, es uno gris y celeste que tienen unas manchas.

Abro mis ojos.

No puede ser.

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—Mamá.

—Oh, mi hija linda ¿Qué tal todo? ¿Estás bien?—Mamá me da un enorme abrazo al estar solas en mi sala privada. Donde nadie, más que yo, puede permitir el acceso aquí.

Asiento sonriente—Por supuesto. Todo va de maravilla. ¿Que tal tú?

Mamá sonríe—Oh, nada interesante. Mira. Traje unas cosas para tí.

Ella me guiña un ojo. Sé a lo que se refiere, son las cosas que le pedí que trajera. Cosas para mí magia que necesitaba.

—Velas. Son aromáticas. Hilo rojo para que tejas. Hiervas en frascos. Pañuelos blancos. Y~—Ella saca de su cesta un pequeño muñeco. Abro mi boca—Mira~

Tomé el muñeco—No puede ser. Mamá. ¿Estás loca?—Murmuro. Con ella no tengo que ser la joven educada que soy siempre. Puedo...darme mis lujos respecto mi comportamiento—¿Cómo puedes traer esto?

Un poder superiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora