06. El único infierno es nuestra cercanía

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Charlie había sido muy amable conmigo. Además, su preocupación de que hubiera un desastre apenas nos viéramos Alastor y yo se había esfumado.

Vaggie también parecía más tranquila.

Me dieron una habitación, me enseñaron el hotel y lo que hacía falta para su recuperación. También hablamos de toda esta locura de "Redención"

Ja...¡Qué locura¡ Ni siquiera en todos mis siglos de existencia llegué a pensar en una propuesta tan descabellada. ¡Mucho menos viniendo de Charlie, la hija de lucifer!

Parecía un sueño inreal.

—Ama...—Tenebris se remueve en la cama—Quisiera comer algo. Muero de hambre.

Río—Ahora tienes manos. Anda y busca algo, tonto.

—...—Hay un silencio en la habitación que compartimos—Tengo manos...—Murmura, levanta sus brazos para ver sus nuevas extremidades y asegurar que en verdad, las tenía—¡Tengo manos!

Ruedo los ojos—Sí, Tenebris. Tienes manos—Asiento distraída.

—Que idiota soy—Se levanta de la cama y camina a la puerta—¿Usted no quiere algo, Ama?

Niego—Mi apetito está fuera de servicio durante tiempo indefinido—Chasqueo la lengua—Al menos no...—Suspiro—¡Mierda! Necesito carne. ¡Y Cruda!

En estos momentos, nada era más delicioso que comer carne, roja, goteante, deliciosa, chiclosa...

Mi boca se hace agua al pensar en ello.

Tenebris levanta sus manos para que me calme—Y-yo se la busco. No creo que sea conveniente que ande por los pasillos en ese estado.

Gruño—¿Estado?

Este sin decir nada da unas palmaditas a sus mejillas, señalándose los ojos. Luego de eso se da la vuelta y sale por la puerta.

Abro mis ojos con exageración mientras miro las cajas de nuestra mudanza.

—Estado, estado. ¿¡Qué estado!?—Me levanto rápidamente para gatear hacia el espejo.

Mis ojos negros y dorados, señal de mi claro enfado e irritación, me hacen apretar la mandíbula. Sin querer había dejado que mi magia tomara forma en mi cuerpo y me hiciera tomar una forma más temible.

Ahora las manchas negras que cubren mis brazos había subido más, incluso llegando a mi rostro, mis ojos negros y dorados reluciendo como nunca, mis garras más largas y puntiagudas, mis orejas se habían esponjado he incluso habían crecido.

Y entre el medio de mis orejas...dos pequeños cuernos.

Suspiro. Mis manos acarician los diminutos cuernos parecidos a los de Alastor. Lamentablemente...estos cuernos tienen una explicación.
Mi magia se basa principalmente en los pactos de sangre. Y al hacerlo absorbo parte de la esencia de mi contraparte. Así como cuándo hice el pacto con Tenebris y adopté parte de su forma, hice los mismo con Alastor.

Me atormenta tener que ver estos malditos cuernos cada que mi furia florece. Y me atormenta tener un rasgo característico de él...en mí.

Suspiro. Acaricio mis orejas para relajarme y tomar mi forma normal. Sonrío falsamente ante el espejo.

—Estoy bien. Solo necesito un pequeño vaso con agua—Me digo a mi misma desde el espejo—Vamos por agua, regresando, terminamos de desempacar y luego...

¿Y luego qué?

Tengo que hablar con Charlie para organizar un horario. Uno el cual no coincida con el de Alastor.

Un poder superiorWhere stories live. Discover now