20. Una compañía bastante extraña

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Narra Alastor:

Ni una cicatriz.

Ni un ardor.

Ni un minuto.

Solo...solo su frío toque en mi mano y ya la herida había desaparecido.

—Fantástico—Murmuro viendo aún mi mano. Estaba fascinado, debía admitir.

—Lo sé. Soy fantástica—Ella se encamina a la chimenea, sus pasos son un sonido sordo que son acompañados por el eco del casi vacío lugar. Aplaude dos veces y la chimenea se enciende. El calor  de las llamas bailan lentamente, llenando con su calor y luz la cabaña —Tenebris~—Llama a algo dentro de la chimenea.

¿Tenebris? ¿Quién es Tenebris?

Levanto una ceja confundido. La chimenea tiembla y el fuego titubea abruptamente ¿Qué es...?

Una gigante. Pero, ¡Gigante! Sombra se asoma por ahí, y la mira, mira a la extraña demonio de orejas caninas. Hay un similitud entre ambos, unos rasgos compartidos.

Es...¡Es un perro!

Mi sombra chilla al ver al perro y luego sale huyendo. ¡Arhg! ¡Vuelve aquí, cobarde!

—Ahí estás, mi fiel amigo—Ella abraza al perro con alegría. Doy un paso atrás. El viejo suelo rechina ante mi retroceso y las orejas del lobo se levantan alertas.

Sus ojos rojos cual demonio, brillan con fervor hacia mí, Iluminan su rostro ligeramente, tan...parecido a su ama. Los ojos dorados de parte de ella no me pasaron desapercibidos. Eran fascinantes, curiosos.

Peligrosos.

El perro me gruñe.

Vuelvo a retroceder. Un recuerdo de mi infancia me llega a la mente. El estúpido perro de mi vecino se había liberado de su pequeña casa y  se abalanzó sobre mí. Mordiéndome y destrozando mi traje, traspasando la tela hasta llegar a mi piel.

Trago grueso.

Odio a los perros.

—Tenebris. No seas grosero. Él es ahora nuestro protegido. Trátalo bien. ¿Sí?—Ella acaricia su cuello y el vuelve a ponerse sumiso ante su toque. Ella me mira—¿Le tienes miedo a los lobos?

Ah. Es un lobo.

—No miedo. Pero...sin duda no me agradan. Mantenlo lejos de mí—Ordeno.

Ella asiente—Tenebris. ¿Me harías el favor de explorar el territorio? Anda—Ordena con suavidad. Un tono amoroso como el que usa una madre hacia su hijo.

El lobo salta fuera de la chimenea y pasaba mi lado. Se detiene, levanta su cabeza y me mira a los ojos.

Esos ojos ...

Tan profundos.

Sus ojos rojos parecen tener adentro al infierno, y tal vez sea así. Sus colmillos me saludan con una amenazada.

—Tenebris—Vuelve a regañar nuevamente su ama—Vete.

Él, con pesadez, sale afuera de la cabaña, rumbo al bosque. Mi sombra sale detras de mí, con su atención afuera, por dónde salió el lobo.

—¿Estás bien?—Le pregunto a mi sombra. Y esta asiente.

La demonio con forma lobuna llama mi atención—Creo que no hemos dicho nuestros nombres, caballeros—Ella ríe—Al parecer ninguno pensó en ello al hace el trato, por ello pienso iniciar nuestra relación de demonio a humano con una cálida y cómoda presentación—Ella hace un ligera reverencia—Mi nombre es _______. Señor.

Un poder superiorWhere stories live. Discover now