22. La maldad del hombre.

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Narras tú:

—Entonces...¿Cuáles tu relación con el sonrisas?

La voz gruesa y ronca llama mi atención, giro a verlo. Es un hombre de aproximadamente 40 años. Con líneas blancas a los costados de su cabeza. Cejas pobladas, labios delgados y pálidos, una barba bien cuidada, un traje elegante pero sucio.

Me giro en mi asiento—¿Te refieres a Alastor?

—Sí, ese fenómeno.

—A mí me parece interesante—Mis dedos tocan como tambor la fría madera pulida del bar.

—Si te gusta lo raro no es mi problema. Pero como usted diga.

Cubro mi boca con una sonrisa—Mis raciones con el señor Alastor son meramente de negocios. Favor por Favor. Es todo.—Mis dedos tocan la madera dos veces—Tu nombres es Husk ¿Cierto?—Pregunto mientras pongo el codo sobre la superficie y sostengo mi cabeza—Es un nombre poco común.

Asiente. Pero no me dice nada. No es muy conversador.

Lo haré hablar. Amo hablar. Quiero hablar. Necesito saber más de este espléndido mundo humano y de cómo es la gente hoy en día.

Puras personas groseras van al infierno. Tal vez aquí pueda tener una conversación amena sin necesidad de amenazas.

Como con el joven Alastor.

Sin duda es bastante elegante. Educado, sonriente, independiente, curioso, y apuesto. ¡Todo lo que una mujer de mi época buscaría! ¿No es lo mismo aquí? ¿Por qué no tiene pareja? Es decir. Tiene más o menos mi edad antes de morir.

Parece un buen muchacho. Aunque sabiendo que practica la magia negra para su beneficio, no me sorprende que tenga una vida solitaria. Si tuviera alguien en su vida sería muy díficil practicarla. Además, si prestas la suficiente atención, su sombra se mueve diferente a las demás.

Se refleja en los lados equivocados.

Suele rascarse una oreja.

O peinarse.

Claro, todo cuando nadie le mira, pero yo sí puedo notarlo.

La brujería aún se considera algo muy peligroso, incluso en el infierno los pecadores temen al ver a alguien con poderes superiores al de ellos. Alguien superior a cualquier pecador común.

El muchacho mantiene una cara de póker muy convincente. Difícil de leer. Necesito estudiar su comportamiento. Saber sus planes. Necesito saber más de él.

Por el trato.

Y por curiosidad.

Más que todo la segunda.

Varios hombres llegan al bar. Parecían muy borrachos, tambelantes. Aunque aún así todos pidieron tragos y reían mientras hablaban del show recién acabado. Me quedo en la esquina de la barra en silencio. Justamente en frente de Husk. Quién hace su trabajo sirviendo tragos.

Aunque lo veo beber de la botella también.

Río.

—Peeero qué mujer. Misshmzy seríaaa taaaan feliz en mii ¡Hip! casa.

—Oh en miii caama—Se ríe otro.

No puedo evitar fruncir el ceño.

—A una mujer no le interesaría ¡Hip! estar con un hombre pobre como túuu. Charlatáaan.

—¿Y con un mujerrriego ssssi?

—¡Bha! Tammmpoco con uno con algo... Ahí—Uno de ellos señala la entrepierna del otro—Escuché que ahora tienes una de esas enfermedades que mannntienen las mujeres de los buuurddeles.

Un poder superiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora