07. El daño que hiciste

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—Compré de todo. Incluso la suficiente cantidad como para sobrevivir un año—Aviso satisfecha de mi trabajo. Mis manos se ponen mi cintura para luego soltar un largo suspiro—De nada.

—No tenías qué hacerlo, ______—Charlie mira con impresión la cantidad de compras sobre la mesa—Wao. No creo que podamos mantenerlo todo en bien estado, aún no hay luz en la mayoría de lo pisos así que-

Mi risa la interrumpe —Reparé también la electricidad alrededor de 3 pisos. También la cocina, traje unos refrigeradores nuevos y los conecté. Solo faltaría guardar todo. Pero creo que Niffty tiene que limpiar todo antes de-

—Desde la distancia pude captar el delicioso olor de carne fresca. ¿Venado, tal vez?

Puedo saber quién es tan solo con su olor y su voz. Alastor hace que mi pelaje se erice. Es demasiado escurridizo. Ni siquiera me había percatado de que su presencia estaba cerca.

Gruño—Sí. Tenía planeado comer venado a la plancha—Giro a verlo—¿Te disgusta?

Me sonríe con cinismo—Me agrada la idea del canibalismo.

Ambos nos quedamos mirando el uno al otro. Era infantil, pero parecía que teníamos una pequeña pela de miradas.

Sus palabras me hicieron recordar que en vida fué culpa mía el que haya desarrollado un gusto peculiar por la carne humana. ¿El canibalismo es contagioso?

Él me pegó el gusto por la carne de ciervo y yo el gusto por la carne humana.

Algunas cosas no cambian.

—Si quieres comer. Busca tu propia carne—Le doy la espalda.

—¿Acaso no te enseñaron a compartir?—Lo escucho reír a mis espaldas —Pensé que eras una mujer solidaria, _________.

Su aliento rosa mi mejilla, su voz me da escalosfrios. Siento mis orejas agacharse con rabia. ¡¿Cómo se atrevía a acercarse tanto!?

—Y yo pensaba que te gustaba tener tu propio espacio personal—Me giro para encararlo. Pero su sonrisa ladina, llena de diversión pura, resplandece con diversión. Me está provocando.

—Me gusta. Pero creo que alguien nunca seguía esa regla—Ladea su cabeza—¿Acaso no lo recuerdas, cariño?

Lo señalo—Dije que no quiero que me llames por esos apodos estúpidos.

Entrecierra los ojos mientras me dedica una mirada burlona. ¡Es insoportable!

—¿Qué tal si ambos discuten este asunto en otro momento? Tenemos que planificar la distribución del hotel. ¿Les...parece?—Charlie intenta calmar la situación entre ambos.

¡Ups! Olvidé que ella estaba ahí.

Tomo aire—Lo que diga la princesa. Con permiso.

Le doy la espalda a ambos. Y antes de desaparecer agito mi cola como bandera, golpeando el bastón de Alastor apropósito. Me desaparezco al instante.



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—Me gustaría que intentemos conectar algunas tuberías, reparar lo cables de luz ya deteriorados, el tapiz de las habitaciones, ¡Oh, y cortinas! Pueden ser de diseños ¡Corazones! ¡Sí, corazones. Todos aman los corazones!

Charlie hace un dibujito en la parte de atrás de la hoja la cual mostraba lo planos del hotel. Comparto una mirada con Vaggie.

—Eh. Cielo. Creo que sería mejor que dejemos que Niffty se encargue del estampado de las cortinas. ¿Verdad, Niffty?

Un poder superiorWhere stories live. Discover now