44. Tú reputación.

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Hice unos dibujos de la rayis hace unos días. Pero me da vergüenza mostrarlos JAJAJAJJAJ

¿Quieren ver mis dibujitos deformes? JAKKDJAJJSAJBAJBA

Narras tú:

A pesar del tiempo. Mi hogar seguía igual, un poco de polvo y abandono. Nada grave. Mi aroma y el de Tenebris marcaba con fuerza cada rincón. Respiro profundo.

Mi dulce hogar infernal. Lo había extrañado.

—Bienvenido a mi hogar, joven Alastor. Espero sea de su agrado su estadía. Por favor, siéntase como en su casa, lo mío es suyo, con confianza puede acomodarse en mi instalación—Digo divertida mientras que con una reverencia guío a Alastor por mí casi solitario hogar.

Alastor mira todo a su alrededor. Parece sorprendido—Vaya...es grande—Murmura, su voz que parece salida de una radio llega a mis grandes oídos.

Él había cambiado mucho, sin duda. Ya no tenía esa forma humana como era de esperarse, ahora poseía un cabello tan rojo como el mismísimo cielo infernal. Unos dientes afilados como los míos. Orejas anchas y grandes cual ciervo. Cuerpo delgado. Bueno, más delgado que antes. Y una linda, tierna, chiquita y esponjosa colita de ciervo que no he dejado de ver desde que la descubrí.

Es tan chiquita. Quiero apreta-

—¿Cariño?—Me llama.

Parpadeo saliendo de mis pensamientos—¿Sí, Alastor?

—Pregunté en dónde me quedaré—Dice. Al notar mi desconexión al presente ladea su cabeza—¿Estás bien?

Asiento—Oh, sí, sí. Vamos.

Hago un señal con la mano para que siga por el pasillo, este asiente y desliza su mano por el tapiz de las paredes, viendo pinturas y alguna que otra fotografía mía.

—Es muy a tu estilo, sin duda—Dice.

Río. De repente, por el pasillo se escucha un montón de pasos apurados dirigirse hacia nosotros. Mis orejas se levantan alertas.

Una enorme manada de lobos vienen con emoción hacia mí Me saltan encima, lamen, chillan, agitan sus colas y muerden suavemente donde pueden.

—Mami ya llegó a casa.

Alastor se mantiene apegado a la pared mientras mira con horror la cantidad de perro que lo olfatean con curiosidad. Una ligera estática sobresale de él.

De inmediato recuerdo su desagrado hacia los caninos. Eso, además de su muerte provocada por ellos.

—Mis cachorros—Los llamo—Vayan afuera ¿De acuerdo? Necesito mostrarle la casa a Alastor.

Todos sin protestar me hacen caso, se marchan a paso rápido dejando de nuevo un eco solitaria en el hogar. Alastor suspira en alivio. Sonreí  mientras tomaba su mano y lo arrastraba por la casona.

Debía llevarlo a la que sería su habitación temporal. Al llegar abro la puerta para él.—Puedes acomodar la habitación como quieras. Espero te sientas cómodo aquí. Dejaré tus cosas sobre la cama para que así puedas acomodarlo a tu gusto. Puedes dormir si quieres, descansa, debes estar cansado. Yo tengo que salir de nuevo. Necesito ver a Lucifer.

Me miro al espejo un poco para acomodar mi vestido y mis orejas. Necesito estar presentable.

Alastor ladea su cabeza—¿Lucifer?

Asiento—Si, tengo que verlo urgentemente—Doy una vuelta sobre mí, apurada por marcharme—Quédate aquí Al. Por favor. Afuera es peligroso para tí ¿De acuerdo?

Un poder superiorWhere stories live. Discover now