16. Escondido en el bosque

808 138 34
                                    


Ahora. El momento que todas esperaban después de tanto tiempo. Xd.


Narra Alastor:




No respires.

No respires.

—Quieto...—Murmuro—Tranquilo, amigo mío—Mis dedos se posicionan en el gatillo, preparado para disparar.

Respiro profundo.

No te escaparás esta vez.

Los rayos de sol mañanero bañaban de pies a cabeza su hermosa figura, la cual parece gobernar todo lo que lo rodea con su hermoso cuerpo corpulento, pero a la vez delicado. Los rayos claros y luminosos del atardecer me dejan detallar sus fuertes patas en la tierra, y justo a ellas sus grandes astas. Un venado de cola roja no tenía ni la más mínima idea de mi presencia al pastar. A pesar de que estaba bastante cerca.

Mi concentración se ve interrumpida por el eco del claro ruido que puedo identificar como una rama rompiéndose.

El ciervo levanta su cabeza. Alertado.

Oh, rayos.

Aprieto el gatillo antes de que escape, pero la bala solo logra aterrizar al árbol a su lado. El pobre salta y sin dudar corre a todo dar en dirección al sur.

Gruño. Me levanto detrás del gran tronco que fué mi escondite y suspiro. Giro detrás de mí.

—¿Contento?—Regaño—Llevo cazando a ese venado durante días.

Mi sombra hace un gesto de impresión y luego se esconde detrás de un árbol. Me limito a gruñir.

—Vamos. Hay que seguirlo, el sol aún no se va.

Tomo mi rifle y camino hacia la dirección de donde fué el exitoso escape de mi amigo cuernudo.

Su cabeza será un lindo adorno en mi pared. Lo necesito en una pieza. Suspiro.

Me agacho para quitar algunas hojas del suelo y asegurar que son las de mi presa. Asiento, sigo caminando siguiendo las huellas.

Una pisada

Dos pisadas.

Tres pisadas.

Cuatro pisadas.

Cinco pisadas.

Una.

Dos.

Tres.

Cua...¿Tro?

¿Desapareció?

Regreso sobre mis propios pasos asegurándome que no me equivoqué. Pero no. Eran las huellas frescas de ese venado. Pero de un momento a otro sus pasos dejaron de marcarse en la tierra.

¿Qué demonios?

Gruño.

—Parece que tenemos un amigo volador—Me burlo.

Mi sombra hace ruidos a mis costados. Pero estoy tan concentrado en mi ver las huellas que no le presto atención.

Lo escucho gruñir.

Se pone en frente de mí, cubriendo las huellas con su oscura silueta. Levanta su brazo para señala un árbol. Levanto una ceja ante su insistencia, haciendo caso, miro el árbol.

Un poder superiorOn viuen les histories. Descobreix ara