17. El mismo error

1.6K 143 4
                                    

—Es demasiado grande. No me cabe —me aparto.
—Antes te cabía eso y mucho más —protesta Héctor.
—Hace cinco años tenía práctica. Lo hacíamos cada puñetera semana —recalco.
—Te recuerdo que eras tú la que quería.
—¿Y eso qué tendrá que ver?
Observamos el gran trozo de pizza y lo vuelvo a dejar en el plato. Cuando salíamos, se me ocurrió un estúpido juego de ver quién podía comerse un trozo casi de un bocado, pero mi mandíbula se ha deteriorado con los años.
Desde que se ha ido Bea, se hizo frecuente que venga a comer conmigo. Creo que se siente culpable por lo del pie.
—Pues he ganado —sonríe triunfante con la boca llena de tomate.
—¡Felicidades! Ahora sabes que eres garganta profunda —le guiño un ojo para enfadarlo.
Me hace la peseta y se limpia la boca con una servilleta.
Hemos hecho una barricada en el suelo de mi habitación, con almohadas, mantas y mi portátil en medio para ver películas.
Curiosamente llevamos dos días bastante bien, sin llegar a matarnos, pero para ello esquivamos muchos temas.
No sé por qué no empeñamos en pasar tiempo juntos cuando es más que notable que no nos aguantamos, pero a veces pasan momentos fugaces como este, en el que somos capaces de reír y pasar un rato agradable.
Terminamos el último trozo de pizza y me apoyo contra la cama intentando seguir la trama de la película, pero estoy demasiado cansada.
—A la cama —me sonríe.
Asiento. Al levantarme muevo el colchón y cae la foto que guardaba bajo la cama hasta los pies de Héctor.
El corazón se me encoge en un puño cuando veo como levanta la foto y la mira con el ceño fruncido.

Héctor:

Miro la foto pegada con celo y siento como el corazón me late tan fuerte que me tapona levemente los oídos. Creí que la habría tirado.
—Te la llevaste —la miro fijamente—. Por qué —exijo saber.
Abril palidece. Tarda unos segundos en contestar, pero apenas me mira a los ojos.
—Salgo muy guapa en la foto.
—Abril, no me jodas. Por qué.
—¿Y qué hay de ti? ¿Por qué tenías una foto mía en tu habitación?
Me quedo en silencio. Su pregunta no tiene ninguna clase de respuesta. No sé la respuesta, simplemente era algo que siempre había llevado conmigo. No sé si me gustaba la foto en sí, o me gustaba lo que había llegado a representar, pero la realidad era mucho más decepcionante y dolorosa.
—Para tener un recordatorio de mi error.
Abril me arrebata la fotografía de las manos y me mira de una forma que reconozco perfectamente. Me he mirado a mí mismo de la misma forma durante años.
—Perfecto, al menos estamos de acuerdo en algo. Compartimos el mismo error.
Sus palabras provocan en mí toda clase de oleada, pero la que gana principalmente es la de la frustración. Vuelvo a quitarle la fotografía de las manos y la despego. Me quedo una mitad y la guardo en mi bolsillo. La otra la dejo caer al suelo.
—Para que ambos lo recordemos.
Salgo de su habitación y me voy directo a mi coche. Necesito dar una vuelta.

Abril:

Chillo sobre la almohada sin poder creerme lo que ha pasado. ¿Cómo es posible que todo duela igual que el primer día?
Las lágrimas me empañan la visión, pero no me permito llorar. Esta vez no. Ya me ha demostrado lo que estaba esperando. Nuestra historia fue un error, al igual que nuestra amistad fingida de estos días. Se acabó, no pienso aguantar más humillaciones. Esta foto me recordará que nunca puedo bajar la guardia, que Héctor siempre será un hijo de puta.
Me seco una lágrima que se ha escapado y me acuesto en la cama para buscar el número de Carlos. Me produce cierta satisfacción hablar con alguien que sé que él no soporta.

Yo:
¡Hola! Soy la lisiada del quinto jajaja

No tarda mucho en responder.

Carlos:
¿Lisiada? Mujer no digas eso, eres una guapísima lisiada.

Vale, lo siento. No te estoy tirando la caña, en mi cabeza sonaba muuucho mejor.

Sonrío. Intento pensar en algo divertido.

Yo:
¿Entonces retiras lo de que soy guapísima?

Carlos:
Totalmente jajajaja

Yo:
¿Entonces? ¿No lo soy?

Escribe y borra varias veces. Lo dejé en jaque. Simplemente: hombres.

Carlos:
Me siento como cuando estás en un examen test en el que cualquier respuesta es una cagada...
¡Me arriesgo! Me pareces guapísima, pero no te estoy acosando sexualmente jajajaja
¿Lo he empeorado?

Yo:
Mmmm... ¡5! Aprobado por los pelos jajajajaja

Carlos:
¡Me vale! jajaajajaaja

Paso la siguiente media hora hablando con él, hasta que poco a poco, olvido el dolor que había en mi pecho.
Hablamos sobre nuestras carreras, música, películas y demás temas para conocernos un poco más. Por lo visto estudia Arquitectura y me ha enseñado algunos bocetos de cómo plantea ciudades de libros. Es una pasada.

Carlos:
Oye Mayo... ¿te apetece desayunar mañana conmigo?

Yo:
Dime que no has hecho ese chiste... ¡Un punto menos! Suspenso.

Carlos:
¡Marzo! No seas mala :(

Yo:
Charlie... te quedas con un 4.

Carlos:
¿Charlie? Me lo merezco. ¿Mañana me das una oportunidad de subir la nota? Desayunando... recuperaciones, ya sabes...

Me lo pienso unos minutos. No suelo quedar con ningún chico a no ser que sea para un revolcón y no nos volvemos a llamar. Es la única forma que existe de que no te rompan el corazón.
Acepto solo porque es una bonita forma de evitar a Hñector en la mañana

Ex, vecinos y otros desastres naturalesWhere stories live. Discover now