74. Consejos para el futuro

1.1K 96 5
                                    

Consejos para el futuro.
¿Sabéis lo fácil que es dar un consejo y lo difícil que es acatarlo?
Tengo varios consejos que dar, de lo cuales no he cumplido ni uno, pero bueno, al menos fallar como una imbécil me da la gran llamada "experiencia".
Os voy a resumir primero qué es la experiencia. La experiencia es la forma suave de decir que tus cagadas de mierda sirven para algo, que vas a aprender una lección de vida, pero la gran realidad es que vas a cometer ese mismo error tantas veces, que no hay suficiente pintura blanca en el mundo para maquillarte de lo que eres, un auténtico payaso, aunque en mi caso sería payasa.
Primer consejo. NUNCA bebas más que tu ex en una fiesta.
Segundo consejo. NUNCA juntes a tu ex y a tu nuevo "algo" en la misma sala.
Tercer consejo. NUNCA dejes que tu mejor amiga que promete y perjura que ha superado a un ex, no cumplan los primeros dos consejos.
Cuarto consejo. NUNCA y cuando digo NUNCA, me refiero a JAMÁS EN TU MALDITA EXISTENCIA... juguéis al "yo nunca" cuando se incumplan las tres primeras reglas. JAMÁS.
—Yo nunca... —empieza Gonzalo mirando con cara de malvado de dibujos—, me lo he montado en un sitio público.
Bea, Luis, Héctor y yo somos los únicos que bebemos. Si tuviese que contar la de veces que me lo he montado con Héctor en el instituto... posiblemente me denunciarían.
—¡Yo! —coge el turno Pablo— Yo nunca... he practicado sexo más de cinco veces en un día —se ríe con malicia mientras Héctor y yo somos los únicos en beber.
Creo que nuestro máximo fue siete. Me río al recordar que Héctor estuvo muy preocupado al día siguiente porque afirmaba que no podía andar bien y que la tenía roja. Se me escapa una risita y Héctor pone los ojos en blanco. Seguro que se acuerda a la perfección.
—Eres peor que una niña chica —se burla.
—Al menos yo podía andar bien —le sonrío con burla.
Me hace la peseta y el resto del grupo se ríe menos Carlos.
Tengo un pedo monumental. Teniendo en cuenta que había bebido varias copas... los chupitos me están matando.
—Joder tíos... ¿cuando follabais erais como mandriles? Voy a recapitular. Os estáis bebiendo la botella casi entera ambos. Sitios públicos, más de cinco veces en un día, sexo por todos los agujeros de vuestro cuerpo, bdsm, disfraces... En resumen: no sois pareja porque literalmente acabaríais muertos por un infarto de tanto esfuerzo. Las fábricas de condones tenían que estar encantadas con vosotros —Gonzalo mueve las cejas haciéndose el gracioso.
Yo quiero reírme, pero cuando veo a Carlos a mi lado incómodo mirando a una esquina, lo reprimo. Supongo que si la ex de Carlos estuviese en esta situación no me haría gracia. Quizá debería haber mentido en algunas preguntas.
—¡Es normal follar! Yo los envidio —dice Bea con la lengua trabada—. Hay tantas cosas que me gustaría probar...
—Cómo si no hubiésemos probado todo lo que has querido —rechista Luis borracho y cabreado.
Bea lo fulmina con la mirada y lo señala con un dedo.
—Pues no, Luis. No he probado todo lo que me gustaría, porque por lo visto cuando quiero probar algo "nuevo" se me juzga —bebe su chupito sin dejar de mirarlo.
—Esto no me gusta ni un pelo —me susurra Carlos.
Y a mi tampoco. Las pullas vuelan desde hace horas, pero ahora son más personales y el alcohol va dejando sus estragos, aunque precisamente ahora mismo tampoco es que esté demasiado lúcida.
—Perdona por no darte la razón por una vez en la vida —dice Luis sarcásticamente.
Oh oh... El sarcasmo nunca es buen compañero de discusiones. No hay nada peor que dar la sensación de que estás tomando a la persona por estúpida.
Le lanzo a Gonzalo una mirada incendiaria que dice: continua con el juego por tu santa madre.
Gonzalo pilla la indirecta y capta toda la atención dando varias palmadas.
—Señores yo otra vez.  ¡Yo nunca he sido infiel!
Casi se me cae el vaso de las manos. Casi.
Miro a Héctor instantáneamente y veo que no hace movimiento alguno. Su vaso sigue apoyado sobre su muslo y ahora soy yo la que está tan enfadada que va a escupir fuego en cualquier momento. ¿Piensa hacerse el santo? ¡POR ENCIMA DE MI MALDITO CADÁVER!
—Eres un puto falso de mierda.
El resto del grupo se queda callado y todos me miran fijamente. Al final voy a ser yo la que desvíe el drama de Luis y Bea para acabar zambullida en mi propio drama personal.
—Cállate —Héctor se bebe el chupito de un trago— ¿Contenta? —utiliza ese sarcasmo que me saca de quicio.
—¿Sabéis porque la escoria humana de aquí y yo cortamos? ¡PORQUE LA PILLE CON OTRA EN LA CAMA EN LA FIESTA DE MI MEJOR AMIGA!
A Bea, Luis y a Carlos esto no les pilla de sorpresa, pero los otros tres se sorprenden y miran a Héctor.
—Supéralo —dice Héctor escrutándome con la mirada.
—Lo tengo más que superado.
—Y una puta mierda. ¿Sabes hacer otra cosa además de vivir en el pasado? —alza la voz.
—¿Y tú sabes hacer otra cosa a parte de follar? —le sonrío con condescendencia.
—Pues no, pero lo único que hago lo hago muy bien, lo sabes perfectamente —me provoca.
—¿Te han dicho alguna vez que eres un gilipollas? —sale Carlos a defenderme.
—¿Y a ti que eres un irrelevante? —le sonríe Héctor.
—¡No es un irrelevante! —defiendo a Carlos.
—¿Ah no? ¿Entonces por qué hace unas semanas tú y yo...?
Me entra el pánico cuando pienso que lo va a decir.
En estos momentos veo como todo pasa a cámara lenta. Va a decirlo, va a decir que nos acostamos juntos.
¿Solución? La primera que encuentro, y la primera que encuentro es tirarle mi copa en la cara, a lo que todos se quedan perplejos. La cara de Héctor pasa por varias fases. Sorpresa, incertidumbre y finalmente ira.
—¡Se acabó! —Héctor se levanta de la mesa y me arrastra por la muñeca hacia la calle.
Carlos me sujeta y me aparta de él.
—Déjala en paz. Te mereces que te tire esa copa y ochenta más —me sujeta con firmeza.
Héctor nos mira ambos y le da un ataque de risa que conozco muy bien porque es lo que a mi me suele pasar en situaciones de estrés.
—Sois tal para cual, en serio. Hacéis una pareja de puta madre —nos da la espalda y se aleja.
Un nudo se instaura en mi garganta y me refugio en el pecho de Carlos.
Siento una punzada de culpa.

Ex, vecinos y otros desastres naturalesWhere stories live. Discover now