37. Diseños

1.5K 120 3
                                    


Estoy en la terraza de la cafetería esperando a Bea. Estoy nerviosa. He quedado con ella para contarle lo de Carlos y no sé por dónde empezar.
Cuando veo que se acerca a lo lejos me tenso. Esta tontería no debería suponerme un problema, pero lo es.
—¡Abril! —Bea me da un breve abrazo antes de sentarse—. Tengo que contarte muchas cosas —me sonríe.
—Ya somos dos —le devuelvo la sonrisa.
Hacemos nuestro pedido habitual y empiezo a mover las piernas rápidamente por los nervios.
—Empieza tú —le pido para ir ganando valor.
Bea se queda unos segundos en silencio y respira profundo antes de hablar.
—¡Creo que voy a dejar la carrera! Eres la primera persona a la que se lo cuento.
Parpadeo varias veces asombrada. No puedo evitar sonreír y apretar sus manos en signo de apoyo.
—¡Me alegro muchísimo! ¿Cómo te sientes al respecto?
—¿Nerviosa? —suelta una pequeña carcajada— Lo he estado pensando y puesto a que estoy segura que mis padres no lo apoyarán y me quitarán el dinero, he pesando en trabajar durante todo el año siguiente para ahorrar la matrícula.
—¿Crees que te quitará el dinero?
—No lo creo, lo sé —se le entristece la mirada.
No entiendo qué clase de padres no dejan que su hija pueda elegir sus estudios.
—Ni se te ocurra poner esa mirada —nos sirven las bebidas y damos las gracias—. Eres muy valiente al decidir hacer esto, que no se te olvide.
Sonreímos y damos el primer sorbo a nuestros smoothies. Están de muerte.
Me indica con un gesto que es mi turno.
—Un profesor me ha escogido para representar nuestra ciudad en un concurso a nivel nacional —sonrío con orgullo.
—¡No fastidies! ¡Dios eso es una pasada! ¿Qué tienes que hacer?
Esta sensación de tener amigos es un subidón de adrenalina que no recordaba. Que alguien se interese por tus logros porque te quiere.
Le explico en qué consiste el concurso, con todas las bases y que ahora mismo estoy tratando de coger ideas. También le digo que Héctor va a ser mi ayudante.
—¿Vas a llevarlo bien? —dice escéptica.
"Si conseguimos no arrancarnos la ropa y cometer el mayor error de nuestras vidas... Sí" —pienso.
—Seguramente lo acabe matando con un cepillo, pero con él estoy segura de que puedo conseguirlo —me encojo de hombros.
—Abril, hay algo que quiero preguntarte desde hace un tiempo... no quiero ser indiscreta, pero...
Sé lo que va a decir. Va a preguntarme sobre que tenemos Héctor y yo, y no lo sé. Llevo semanas auto convenciéndome de que no pasa nada, de que solo nos odiamos, pero... se nos ha ido de las manos en varias ocasiones y no sé lo que significa. No puedo tener este tema de conversación ahora.
—Besé a Carlos —la corto a tiempo.
Sus ojos se abren como platos y yo me siento culpable de utilizar el beso como una mera distracción para huir de Héctor.
Coge el smoothie y bebe un trago largo sin dejar de mirarme.
—¿Me explicas? ¿Que has hecho con la chica que no quería relaciones de ningún tipo? —me sonríe con picardía.
—¿Que se ha tomado unas mini vacaciones? —sonrío incómoda. Bea me mira con el ceño fruncido—. Vale, está bien. Carlos se enteró de que Héctor es mi ex y pensó que seguía sintiendo algo por él, por lo que lo besé para dejarle claro que no —bebo un sorbo de mi bebida.
—Pero... ¿te gusta Carlos? —su sonrisa se ensancha aún más.
—No lo sé. Me lo paso bien con él, pero de momento no quiero nada.
Bea coge su silla y se sienta a mi lado para darme un abrazo.
—Yo no soy nadie para opinar, pero mientras seas sincera, no habrá ningún problema. Además, está buenísimo —suelta una pequeña carcajada.
Y ese es el problema, que no estoy siendo sincera con nadie, ni conmigo misma.
—El beso me encantó, pero al llegar a mi habitación me agobié muchísimo. No quiero cargarme mi amistad con él.
—Si no estás preparada, no pasa nada. Si me hubiese pasado con mi ex lo que a ti, estaría soltera y con cinco o seis gatos.
Apoyo mi cabeza en su hombro y le agradezco la comprensión.
—Gracias a ti por contármelo —sonríe contra mi pelo.
Una punzada de culpabilidad me atraviesa. Ojalá algún día tenga el valor de contarle lo de Héctor.
Cambiamos de conversación y Bea me enseña bocetos de diseños que tiene guardados desde hace años. Me quedo impresionada con el talento que tiene. Me enseña también ropa que ella hizo a mano antes de entrar en la carrera y me quedo alucinando.
Le pregunto si sigue haciendo ropa y me dice que lo dejó al entrar en la carrera, no quería seguir haciendo algo que le recordaba que nunca estudiaría lo que ella amaba.
Miro como le brillan los ojos enseñándome todo lo que tiene recopilado desde hace años y me siento afortunada porque esté en mi vida.
Quiero hacer algo por ella. Algo que demuestre que la quiero infinitamente y que estoy orgullosa de todo lo que está haciendo.

Ex, vecinos y otros desastres naturalesOnde histórias criam vida. Descubra agora