Comienza el Quinto Año

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Desafortunadamente Marius no pudo quedarse más que el que deseo, tampoco pudo irse con Arcturus a casa, por mucho que quisiera presentarle a su familia. Como un premio de consolación, quizás, Marius se fue sabiendo que su hermano y sus hermanas no solo habían tenido vidas largas y prosperas, en especial Pollux quien podía presumir haber tenido tres nietas, dos nietos, un bisnieto y una bisnieta, hasta que los dos varones decidieran seguir con el apellido. Aun un tanto doloroso, Marius acepto que el designo de la vida era de esa manera, el ciclo de la vida, nacer, vivir, morir cuando llegas a una edad avanzada y el corazón solo pide descansar, que fue como describió la forma de morir de su sobrino Cygnus y su hermano Pollux.

Ignatius se llevó a Marius y prometo a Molly que haría todo lo que estuviera en sus manos para que Percy regresara al camino correcto, ya que él, un Auror de años podría hacerlo recapacitar, y agotaría todas las alternativas antes de permitir que un miembro de su familia trabajara para un ministerio engañoso.

En cuanto se fueron, Sirius volvió a ver los recuerdos de su padre, ahora acompañado por su hermano y sus abuelos, los fragmentos de la niñez de orión resultaron ser tan abrumadores como aburridos. Orión le tenía miedo a los Hipogrifos a los ocho años, y su padre lo obligo a subirse a uno, diciéndole que, cuando tuviera edad para ir a Hogwarts iria en Hipogrifo, afortunadamente ese mismo año el expreso de Hogwarts fue inaugurado, no era sorpresa que el sombrero seleccionador tan solo apenas llego a la cabeza de Orión ya lo designo como Slytherin, como así también sus buenas calificaciones en materias teóricas, Aritmancia, Runas antiguas e Historia de la magia.

Una de las cosas que descubrió, a pesar de todo, fue que, si bien Arcturus y Melania habían aceptado firmar como testigos tanto del compromiso como del matrimonio pactado, no porque consideraban que era lo correcto, todo había sido orquestado por Orión y Walbuga, y nunca explicaron a grandes rasgos la razón de él. Arcturus aseguraba que todo había sido para ayudar a su amigo, Eirian Prince, quien estaba desesperado buscando a su hija y nieto, y lo único certero que sabía al respecto fue que cuando se encontrara a ambos el matrimonio iba a ser anulado.

La caja musical se abrió como cada noche, los recuerdos de Orión no estaban tan bien etiquetados como los de Walburga, lo que le pareció curioso viniendo de alguien a quien le importaba tanto la historia. Aunque los recuerdos que había visto eran de melodías relativamente cortas, todos compartían el mismo color, todos los cilindros eran dorados y el elegido aquella noche no fue la excepción.¡

Sirius reconoció un lugar que se formó, una cama victoriana, con los emblemas de la familia Black, el papel tapiz de color verde con el escudo dibujado en todo el, las mesas de noche con lámparas antiguas de metal. La cama tenía un edredón de color vino. Y las imágenes comenzaron a salir, la cama no estaba sola, acostada en la cama había una mujer, todos la reconocieron, era la señora Black, con un cabello negro opaco, con una sonrisa que nunca creyeron ver, mirando a un bebé en sus brazos cubierto por una manta color blanco. A su lado estaba un hombre con un traje de tres piezas, su camisa blanca relucía junto a la manta del bebé, su rostro estaba limpio, sin marca alguna que demostrara que años después una barba tan característica como la barba en forma de candado aparecería, su cabello estaba corto, peinado hacia atrás, además de sus ojos se veían amables y una gran nobleza dela cual era poseedor.

— Sirius Orión — susurro Walburga mirando con ensoñación a su hijo en brazos.

— Descansa, yo lo sostendré— exclamo quitándole al pequeño. — Abre los ojos Sirius, solo un segundo, tu padre quiere ver tu lindo color de ojos.

— Orión, escuchaste al sanador.

— Cerrare las cortinas para que la luz no lo deslumbre.

— Orión no me refiero a sus ojos.

El Nuevo Black IIWhere stories live. Discover now