El Nuevo Black II

Oclumancia

Si había algo que Harry podía notar era extrañezas en la actitud de los Elfos Domésticos con los que había crecido. Y Kreacher estaba actuando raro, no solo estaba de mejor humor, sino que el apodo que le decía a Sirius cada vez que asentía a una orden "Amo que rompió el corazón de mi ama" ya no lo decía. Kreacher había dejado las amargas murmuraciones que hacía a Sirius o a cualquiera de la orden, cosa a la que se había negado desde que se nombró al Número 12 de Grimmauld Place como cuartel general. Y como si fuera poco, había notado que Kreacher le miraba con ansiedad, pensó en preguntarle más tarde que le pasaba, aunque no se le presentaba oportunidad.

Harry decidió no preguntarle a Sirius o a Regulus sobre esa actitud un tanto curiosa de Kreacher, con el pasar de los días había notado que la jovialidad de Sirius se iba disipando, lo que llamo su atención, la señora Weasley llamada ataques de melancolía, donde Sirius se mostraba gruñón y un tanto perdido por la casa, Podía llegar a comprenderlo, a días de que terminaran las vacaciones de invierno, Harry se tendría que ir a Hogwarts, otra vez, el Tío Regulus seguramente iría con él, su papá Severus estaba en Hogwarts, por lo que Sirius estaría solo, otra vez.

En cierto modo Harry no quería dejar a Sirius solo, no quería regresar a Hogwarts donde Dolores Umbridge se encontraba reinando, donde la tirana seguramente había agregado una docena de Decretos en su ausencia debido a que gran-gran se estaba oponiendo a ella y de manera visible, y Dumbledore estaba ausente. Aunque si bien pensaba, en Hogwarts lo esperaban, lo esperaba Cedric con su gran sonrisa, y seguramente habría traducido más páginas del libro de Helga Hufflepuff, lo esperaba Luna, lo esperaba el grupo de Defensas, y también, estaba preocupado por Draco.

No había sabido nada de Draco desde que Hermione llego a Grimmauld Place, lo único que sabía era que, por que se habían adelantado las vacaciones de invierno, y todos los alumnos poco más se habían escapado de Hogwarts directo a la estación de Hogsmeade para ir a pasar vacaciones con sus familias. Lo único que sabía era que Draco estaba en su casa, el cuartel general de los mortifagos, donde Voldemort se encontraba, incomunicado, porque seguramente si Draco le mandaba una lechuza o Harry mandaba a Hedwig están serian interceptadas. Y como si fuera poco, días antes de navidad había ocurrido un escape en masa de Azkaban, Harry no sabía cuántos presos habían escapado pero lo más seguro es que todos habían ido a la mansión Malfoy, teniendo en cuenta que sus casas seguramente estarían siendo vigiladas por el ministerio o la espera de redadas.

Estaba preocupado, se imaginaba a Draco rodeado de mortifagos en una mesa enorme, a Voldemort en la punta de la mesa, a la serpiente colosal dando vueltas de un lado a otro, al señor Malfoy besando lo mano de aquel ser con apariencia de serpiente. Imaginaba que sentada en la mesa estaba Bellatrix Lestrange, riendo de manera desaforada, a Antonin Dolohov recordando el asesino de los hermanos Prewett y hasta a los hermanos Lestrange planeando su siguiente asesinato, y solo veía a Draco, en medio de todo eso, solo, Nott estaba en casa de su abuela, y seguramente Gregory Goyle y Vincent Crabbe ni siquiera eran llevados por sus padres a esas reuniones.

El ultimo día de vacaciones estaba jugando ajedrez mágico contra Ron para desviar su mente de esos pensamientos tan pesimistas ¿Y si Draco ya era un mortifago?

— Harry, Cariño — le dijo la señora Weasley, quien toco la puerta de su habitación dos veces antes de que Harry le permitiera entrar—. ¿Puedes bajar un momento a la cocina? El profesor Snape quiere hablar contigo.

Harry parpadeo un par de veces antes de asimilar lo que acababa de escuchar, mientras sus ojos estaban concentrados en como una torre de su tablero de ajedrez peleaba con un Peón de Ron. Tardo solo dos segundos en poder comprender lo que acababa de decir la señora Weasley, y tan pronto logro comprender la oración, que su papá estaba en la cocina, salió corriendo a toda prisa.