El Nuevo Black II

La Torre de Astronomia

No importaron suplicas o explicaciones, no importaba nada de lo que Harry pudiera decir, estaba dicho, la orden estaba dada, Harry pasaría los siguientes sábados, sin tiempo definido hasta que dijera que paso, cumpliendo castigo. Harry solo podía imaginarse que, sin él, Gryffindor quedaría en cuarta posición, no tenían un buscador suplente.

Harry se marchó sin querer discutir nada, Draco fue llevado, por Snape, a la enfermería, un pequeño teatro se montaría, solo para vigilar a Draco y quien era el Slytherin de último año, lo único que Draco confeso, que estaba obligando a Draco a hacer todo lo que hacía. Sirius fue el que decidió quedarse la primera guardia en la enfermería, oculto bajo encantamientos de invisibilidad, esperando que el nuevo enemigo apareciera.

Una hora más tarde, en la sala común, Hermione solo repetía que ella se lo había dicho, que no podía estar haciendo encantamientos desconocidos como si nada. Ron, por supuesto, lo defendió, aunque el libro no tenía nada que ver, también se sumaba la desconfianza. Y como si fuera poco, Myrtle la Llorona había esparcido el rumor de la pelea a favor de Draco, diciendo que Harry había intentado matarlo. Pansy Parkinson tampoco tardo en sembrar un rumor sobre lo que había pasado, según como vio a Malfoy en la enfermería, el solo dormía, pero según Pansy, Harry habría usado algún maleficio terrible que dejo a Draco en muy mal estado, aunque Harry solo estaba seguro que Draco estaba descansando después de meses de tensión agobiante de reparar el armario evanescente.

— Ya te dije, ese príncipe tiene algo extraño, esos encantamientos, el del paladar, el de las uñas de los pies, y el del zumbido, no son graciosos, son como cuando mis dientes crecieron por un maleficio de Pansy Parkinson — dijo Hermione consternada.

— No tienes razón — dijo Harry, mostrándose desconfiado —. Tuvimos una pelea, las chicas solo hacen más grande el problema, discutimos, punto final.

— ¡Harry! El baño estaba destruido, no puedes decir que solo se gritaron.

— Si peleamos, un par de hechizos que rebotaron en la porcelana, nada grave, Draco solo está cansado.

—¡¿Cómo es posible que sigas aferrándote al libro?! — pregunto Hermione consternada —. Y justificas lo que hiciste, Harry tú no eres así.

—No me justifico, te explico lo que hice, Hermione ese libro me ha abierto muchas puertas, logre obtener el Felix Felicis, lo que me ayudo a conseguir el recuerdo de Slughorn, sin el libro Ron habría muerto envenenado.

— Hubieras salvado a Ron con solo recordar la primera clase de Snape — exclamo Hermione sumamente indignada —. El recuerdo de Slughorn lo ibas a conseguir, porque sumaste los acontecimientos de ese día, desde el funeral de la araña de Hagrid y aprovechaste que estaba ebrio para pedirle el recuerdo, ese libro solo te haces de una fama de gran elaborador de pociones que no mereces.

Harry giro los ojos, y luego dio la orden del equipo, Ginny sería la buscadora del último partido, y Dean volvería a ser titular como cazador, ocupando el puesto de Ginny, aunque Harry se ganó el odio de todos sus compañeros de equipo, a excepción de Ron y Ginny, por estar castigado.

A las diez de la mañana del sábado se dirigió, dolorosamente, hasta las mazmorras, donde su papá y Draco lo estaban esperando, junto a sus dos guardas cárceles certificados, Sirius y Regulus Black. Y delante de la mesa apareció una enorme pila de papeles.

— El Señor Filch requiere que se revisen y ordenen estos viejos ficheros, registros de ciertos delincuentes que han pasado por esta muy honrada institución, y los castigos que recibieron. Deben copiar de nuevo los delitos y los castigos, constan en las fichas, todo lo que esta con tinta casi borrado o mordisqueado con los ratones, luego deben ordenarlas alfabéticamente, para su...incentivo, comiencen por la caja mil doce a mi cincuenta y seis, encontraran nombres conocidos.