El Nuevo Black II

Frente a la Justicia

Harry vio a su padre y su tío irse escoltados por al menos cuatro Aurores para cada uno, Draco vio a su padre alejarse de igual manera, y Hermione vio al matrimonio Lestrange el que era claramente el más custodiado, al menos conto con ocho Aurores que los llevaban a cada uno.

Sirius, acongojado, se repetido cuantas veces pudo que era temporal, en menos de una semana estarían juntos nuevamente. Quizás viviendo en la mansión Prince, quizás en el Numero 12 de Grimmauld Place, pero volverían a estar todos juntos, como siempre debió ser.

Cuando regresaron todos al gran comedor fueron recibidos entre gritos y vítores, Arcturus Black III se vio obligado a ser quien mantuviera la distancia entre quienes se abalanzaba sobre su bisnieto y no eran conocidos de este, queriendo tocarlo, darle la mano o simplemente abrazarlo. Harry fue abrazado por McGonagall, por Sprout, por la señora Weasley, Ginny, Neville, y Luna, cada Weasley por separado, Hagrid, Kingsley le dio la mano entonces y Flitwick le aplaudió.

Harry era parte indispensable de ese festejo y lo supo, supo que porque, el comedor estaba de regreso repleto de luz y vida, de júbilo y duelo, todos lo querían como un líder y símbolo, él había logrado lo que nadie creyó posible, derrotar a Lord Voldemort. Pese a todo, pese a querer escapar y salir corriendo, Harry fue a consolar a los familiares que habían perdido a sus seres queridos, darles la mano, verlos llorar, recibir palabras de agradecimiento.

Nuevas noticias llegaron mientras avanzaba el día, por orden del ministro temporal Kingsley, la comisión de registro de hijos de Muggles fue abolida. Dolores Umbridge, quien había ido a trabajar esa mañana normalmente, ajena a todo, fue enviada a Azkaban a la espera de su juicio por los crímenes pasado y se sumaba un nuevo listado de crímenes, Crímenes en contra de los Nacidos Muggles. El resto de los que trabajaron en la comisión, como Albert Runcorm quien daba fe que solo hacia lo que le ordenaban e incluso recomendó a todos los hijos de Muggles que encontraba que se entregaran por propia voluntad, ya que aseguraba era temporal su encierro en Azkaban.

Una de las situaciones que más saco la tensión del ambiente fue Druella Black, quien apareció en medio del gran salón buscando a su nieta y al esposo de esta, aunque Lupin estaba claramente avergonzado por los gritos que esta dio, Tonks se sentía sumamente orgullosa de lo que había hecho y aseguro que su pelea fue por y para darle un mejor futuro a Teddy. Druella, se sintió conmovida al escuchar los últimos actos de su hija mayor y su yerno, al ser enviados a Azkaban de nuevo, como así también de su nieta, que desconocía su existencia, y de la nieta que debían de buscar cuanto antes, ya que estaba en manos de la madre de un seguidor de Lord Voldemort.

— Cuentas con todo nuestro apoyo, para aquello que decidas hacer — le dijo Druella abrazando a Hermione —. Nos comentase que tus padres, los Granger, los enviaste a Australia, si tu deseo es ir con ellos, no vamos a detenerte, y sobre tu hermana, no debes preocuparte, yo puedo hacerme cargo de ella.

—No — negó Andrómeda —. Madre, ya no tienes edad para ocuparte de una bebé, yo me encargare de ella.

— Aun no sé qué hacer, que es lo correcto, todo lo que ha pasado, estoy muy confundida, sobre los padres que me criaron, sobre mis verdaderos padres, sobre mi familia — dijo Hermione un tanto cohibida —. Pero, ella es mi hermana, no quiero dejarla sola, ella me necesita.

Las puertas del gran salón se abrieron de par en par entonces, irrumpiendo la poca tranquilidad que una vez más se había formado, los alumnos de primero y segundo año, que habían sido trasladados a casas de seguridad mientras duraba la confrontación, entraron en estampida, algunos buscando a sus padres, y un grupo de segundo año ayudando a un anciano, de cabello plateado y ojos azules, sus típicas gafas en medialuna no estaban en su rostro, pero era lo que menos importaba, y su blanca piel se veía sumamente brillosa.