Invierno

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Si las palabras de Druella eran ciertas o no, ninguno podía estar seguro, salvo Regulus y Sirius, no obstante, aquella noche se separaron para dormir. Regulus, Harry y Draco durmieron en la que alguna vez fue la habitación de Narcisa Malfoy, nacida Black, ya que era una cama bastante grande y tenía un sofá para que una persona durmiera en él. Hermione fue la única que durmió en una habitación de visitas, mientras Ron y Sirius durmieron en otra habitación, que supuestamente era donde dormían Orion y Walburga cuando iban a visitar a la familia. Dean y Gornuk durmieron en otra habitación de visitas, y todos estuvieron de acuerdo en no querer dormir en la habitación que alguna vez fue de Bellatrix Lestrange.

A la mañana siguiente los despertó el aroma del desayuno, aunque no fue Druella quien cocino, sino Ted Tonks, quien ponía la mesa.

— Aquí tiene querida suegra — espeto Ted Tonks colocando en la punta de la mesa, donde Druella se sentaba un plato de Huevos y Beicon.

— Cállate ingrato ¡Idiota! ¡Te pusieron a salvo y te escapaste! — le reto molesta —. Y yo no desayuno comida tan grasienta.

— ¡Que tu oro crezca! — dijo Harry apenas se levantó y vio a Gornuk en la mesa sentado.

— Y tus enemigos caigan —respondió el Duende, a lo que todos miraron asombrados.

— El saludo de igual a igual de los duendes — interrumpió Druella —. No he escuchado eso desde tiempos de mi padre, Cygnus solía usarlo, pero muchos Duendes no respondían de igual manera.

— Es una pena que no pudiéramos traer a Griphook, Sirius dijo que se apresuró a desaparecer— asintió Harry sentándose.

— Eres un mago, muy poco común Harry Potter, de los menos comunes — asintió —. Estoy en deuda contigo, me has puesto a salvo cuando no tenías ninguna obligación de hacerlo.

— No estás en deuda conmigo, Gornuk, eres un Duende de confianza, de la familia, hemos confiado en ti todos estos años, y seguiremos confiando.

— Sabia que no me había equivocado contigo, cuando te juzgue hace once años — dijo Gornuk con un tono de voz un tanto más suave que su áspera y común voz.

— ¿Once años? ¿Que hacías en Gringotts hace once años? — pregunto Hermione asombrada.

Las tazas dejaron de revolverse, el sonido de los cubiertos se detuvo, Ted Tonks, que era el único en ese momento con una taza en las manos, se detuvo como si estuviera tomando un sobro inagotable de café. La tensión se cerró cuando se escucharon las puertas de la casa abrirse, desde la entrada se escucharon unos pasos de tacón y botas, cuando todos miraron a la enorme abertura del comedor vieron a Andrómeda Tonks adentrarse, Andrómeda se veía sumamente angustiada y apenas vio a Ted corrió hacia él.

— ¿Acaso no lo saben, Harry Potter? — pregunto Gornuk, el cual se veía muy sorprendido.

— Tenia que mantenerlo en secreto, incluso de mis amigos...no es algo que pueda contar con tanta ligereza.

— ¿Contar qué? — pregunto Ron.

— Tu dijiste que te crio Regulus Black, se lo dijiste al señor Tenebroso — dijo Draco alzando la mirada incrédula, mientras intentaba que su madre no lo dejara sin aire.

— Hace once años Snape llego a Azkaban, con un permiso firmado por la ministra de entonces Millicent Bagnold, para que yo firmara el divorcio, cuando teníamos 16 años, por diversas razones mis padres y el abuelo de él decidieron casarnos — comento Sirius —. Le hice una propuesta a Severus Snape en aquel entonces, yo no ganaba o perdía algo si firmaba el divorcio, pero el sí, el necesitaba mi firma para dejar de ser el marido del infame Sirius Black...le propuse visitar a Harry, me trajera pruebas de que estaba a bien y firmaría el bendito divorcio. Snape era, en teoría, el padrino de Harry Potter, era una relación familiar en cierto sentido, lo que haría que cualquier defensa que colocara Dumbledore, fuera ineficaz contra él.

El Nuevo Black IIWhere stories live. Discover now