El final de la fiesta

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Como era esperado, según comento el señor Malfoy y el señor Marius, la fiesta de boda tenía que terminar después de la cena. Algunos invitados se fueron a las seis de la tarde, antes de la cena, porque tenían que trabajar al día siguiente, siendo solo los más cercanos quienes se quedaron hasta el final.

Sabían que la fiesta estaba terminando cuando Hagrid, con una jarra de lo que parecía vino en la mano, comenzó a contar anécdotas sobre los recién casados o los merodeadores, quienes eran vistos en los terrenos del bosque prohibido, y Snape que buscaba ingredientes de pociones. Para algunos sentían que desvariaba, pero a varios sacos unas cuantas carcajadas sobre aquellas anécdotas referentes a las desventuras de la adolescencia de los nombrados, y como Tonks, Draco y Harry aseguraron que jamás se habían aventurado en las noches al bosque prohibido, mucho menos las noches de luna llena.

La fiesta poco a poco parecía apagarse, después de la cena los profesores de Hogwarts fueron los siguientes en irse, cada uno fue a despedirse abrazando a Snape, incluso Flitwick que uso un encantamiento levitatorio para elevarse y llegar a estar a la altura de Severus, y así abrazo a su ex colega. Hagrid abrazo hasta casi romperle un hueso, o eso sintieron, a Sirius, Severus y Harry, y deseo verlos pronto.

Los Weasley no se fueron todos juntos, pero si casi al mismo tiempo, los primeros en irse fueron Fleur y Bill, quienes se excusaron porque al día siguiente tenían que trabajar en Gringotts. Ignatius se vio obligado a irse cuando Percy dijo que tenía que irse porque al día siguiente trabajaba y Olliver tenía entrenamiento, así que decidió irse con ellos, y obligo a Muriel a dejar a Druella en una batalladora charla que ambas tenían sobre los sombreros más ridículos que alguna vez habían visto en una boda. Arthur y Molly, antes de irse, abrazaron una última vez a los recién casados y a Harry, les desearon felicidad, se fueron junto con Ron y Ginny a casa, y obligaron a Charly a dejar de darles comida a los mini-dragones que corrían. Los últimos en irse fueron los gemelos, quienes Vivian en el Callejón Diagon, y aseguraron que abrirían tarde Sortilegios Weasley al día siguiente en honor a los recién casados.

Finalmente, un auto aparcado en la entrada de la Residencia Black en Crowborough esperaba a los recién casados, era de color azulado, de cuatro puertas y vidrios casi opacos. El auto estaba adornado con listones blancos y flores en cada puerta, incluso había un ramo de flores en capo como en el maletero, con un listón que las sostenía. Los guardabarros de la parte de atrás tenían listones blancos que al final de cada uno parecían llevar latas.

Los últimos en irse de la fiesta habían sido los últimos miembros de la familia Black, Andrómeda abrazo a Sirius y le felicito tanto como pudo, Ted le dio la mano, Lupin abrazo a Sirius y Tonks como pudo, ya que tenía a Teddy en brazos dormido, abrazo a los recién casados. Hermione los abrazo a todos antes de irse, y levantar a su hermanita del cochecuna donde dormía, el cochecito que Harry le había prestado para que durmiera. Los Malfoy fueron, aparentemente los últimos en irse, y solo se despidieron de Severus y Harry, el primero porque no dudarían en hacerlo, y el segundo solo porque Draco se negaba a irse y dejar a Harry.

Los camareros pronto comenzaron a levantar la mesa y toda la ornamentación de la boda, solo con una floritura de las varitas, pronto aquella zona elegida para la boda estaba completamente limpia, sin rastros de la festividad que había comenzando a las nueve de la mañana.

— Bien, nos vemos mañana cachorro — asintió Sirius con cierta emoción en su voz.

— ¿A dónde van? — pregunto Harry sorprendido.

— Debemos finalizar el Ritual Vinculante — explico Severus —. Comportante con decoro, volveremos en la mañana, deja a los mellizos...

— Gemelos — intervino Sirius.

El Nuevo Black IIWhere stories live. Discover now