Teléfono.

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– Hola guapo — juega con el cable del teléfono — ¿Qué buenas me traes?

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– Hola guapo — juega con el cable del teléfono — ¿Qué buenas me traes?

– Conseguí el trabajo que te había comentado — respondió Matamoros antes de votar el humo — Mañana comienzo

– ¿Mañana? ¡Vaya! Bueno te deseo mucha suerte en tu primer día.

– Gracias bonita — sopla un poco en el cigarrillo para que no se apagara del todo — Peonto iré a visitarte para comentarte como ha salido todo

– De acuerdo ¿Cómo han estado las cosas? ¿Paso algo interesante?

– Casi nada ¿sabes ese vecino que te comente? Escuche que entraron a su casa hace unas semanas, no se robaron nada pero le escribieron cosas desagradables a su pared. Que horror ¿no?

– ¿Le entraron? Es bastante inusual... es un barrio muy seguro

– Es lo que pensé también pero ya no se puede esperar nada de la gente.

– Así parece... bueno debo colgar porque estoy excediendo el limite, que te vaya bien guapo — sonríe al colgar






Regreso con pasos tranquilos a su celda para comunicarles a Laura y Helena que mañana mismo salían de la cárcel, por supuesto la alegría debieron guardarsela para no levantar sospechas. De todos modos Altagracia se mantuvo pensativa el resto de la mañana, hoy debía trabajar en la cocina, ya saben lavando y cortando vegetales; le estuvo dando vueltas al asunto que Matamoros le había comentado, eso de que entraron a la casa de José Luís estaba muy raro. Llego a la conclusión de que se metió con alguien bastante poderoso para que algo así se diera pero aún no estaba del todo tranquila.

Esto no le daba para nada buena espina pero no podía seguir dentro de su burbuja, ya le habían llamado dos veces la atención y ahora se corto un poco con el cuchillo; rápido se lavo y Laura le coloco una bandita para evitar que los jugos de los vegetales le causarán dolor. Terminaron con su contribución para el almuerzo y fueron a darse una ducha, luego volvieron a verse en la mesa donde comían siempre; para ninguna paso por desapercibido que Altagracia estuviera tan metida en su cabeza viendo un punto fijo con su cuchara en la mano, de pronto palidecio y una expresión de susto se instalo en ella.






– ¿Qué? ¿Se te prendio el foco?

– ¿Te sientes mal? — se preocupó Helena al grado de ponerse de pie

– ¡Tuvo un derrame cerebral de tanto pensar! — señaló con su cuchara Laura

– Se movió... — susurró

– ¿Qué? Linda habla más fuerte que aquí no se escucha nada

– Se movió — baja la mirada a su vientre — Está vivo

– ¡Obvio que lo está! — ríen

– Ya quita esa cara, pareciera que tienes un alíen allí envés de un bebé, es normal, iba a pasar pronto

Barrotes De AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora