Oh barrotes!
Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías.
Delgados cómo tus lindos labios.
Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.
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Pase dos días interrogando a mi más nuevo huésped, estuve tan ansiosa que necesite tener mi viejo encendedor en la mano y cuando no fue suficiente mande que compraran una caja de cigarrillos, no iba a fumar pero el simple hecho de tener ambos objetos a la mano conseguían que me relajará un poco, aunque el olor a tabaco se me hacía cada vez más deseable realmente no podría fumar hasta que limón dejara de depender de mí. El tipo no soltaba prenda y yo ya estaba cansada de mandarlo golpear, lo hubiera echo yo misma pero ni siquiera podía levantarme de la silla, como no planeaba hacerlo pronto mande a que lo sentarán frente a mí, amarrado obviamente.
– Fumar hace daño al feto...
– ¿Y a ti quién te dijo que lo iba a prender? Aunque si lo llegase a hacer, apagaria el cigarrillo en ti, no es una mala idea
– No va a sacarme nada.
– Sé que no eres parte de la policía de Estados Unidos, ya hubieran venido por ti, así que eso sólo me deja a un sospechoso... ¿realmente te pago lo suficiente como para que mantengas la boca cerrada?
– No...
– ¿Entonces para que serle leal? ¿Te protege acaso? Llevas dos días aquí conmigo y no vi a nadie regresando a los últimos sitios donde fuiste visto
– No soy idiota, si le cuento lo que sé me mandara a matar
– Pero si no me cuentas yo te mataré, hasta ahora no he sido mala contigo, podríamos llegar a una clase de trato
– ¿Un trato?
– Si, tú te comunicas con tu patrón, le dices que aunque me seguiste la pista al cansancio me fui del país, así me deja en paz y tú sigues con tu vida
– ¿Y si no me cree?
– Bueno tendrás que ser convincente ¿no crees? Piensalo un poco, te daré dos horas para que me tengas una respuesta
Realmente estaba harta de José Luís ¿Cuánto más iba a estar detrás mío? Ya me metió presa una vez ¿Acaso lo intentaría de nuevo? Pero dejándolo de lado, me salí de la bodega dejandole el cigarrillo a Thiago, sentía tanta ansiedad que mejor me mantenía alejada por ahora de mi supuesto "alivio", también tuve que entregar el porta arma junto con el arma porque no podía andar por ahí con eso encima. Matamoros me estaba esperando afuera con Magda para ir de compras, tenía que conseguir ropa para mí y para limón, quería solucionarlo de una buena vez para después no tener que salir de nuevo, mientras estábamos en la camioneta aproveche para quitarme las botas, este último mes se me querían hinchar los pies todo el tiempo.
– La obstetra vendrá a revisarte a la casa está tarde, conseguí una bastante buena que no irá de bocona por ahí
– ¿En que cosas esta metida?
– Falsificación
– Uno de los delitos pesados — realice una mueca cuando limón comenzó a moverse — Llevas así todo el día, podrías tomarte un descanso ¿no?
